Panorama de la política mundial

PANORAMA DE LA POLÍncA MUNDIAL mentalmente ideológica:. a postular un pragmatismo de "biuen go– bierno", con el ohjeto de hacer atrayente el "compromiso histórico", como se le d'enomina a la deseada alianza con la democracia cris– tiana 4 • ,P'ara esto, Berlinguer y el grupo dirigente del PCl vienen recalcan– do desde hace varios años su independencia de Moscú, y el deseo de constituir un comunismo nacional adaptado a las circunstancias ita– lianas. Durante el 259 Congreso del pcus ~ebrero de 1976) Berlin– guer se .atrajo, sin duda, la molestia soviética al sostener abiertamen– te la demanda por un "camino al socialismo que corresponda a las características pecuJiares del desarrollo histórico, civil y político de nuestro país"5. El convencimiento de la independencia del PCl con respecto a Moscú es ¡general en la opinión italiana y es compartido en gran medida en Europa; por lo demás, es un fenómeno perfecta– mente explicable. De rechazarse el Mercado Común y la OTAN, como armas del "imperialismo n.orteamericano", el PCl ha pasado a' aceptar– las como medios, incluso, de conservar la independencia. Podría in– terpretarse como una defensa ante uria posible intervención o pre– sión de parte de b URSS a una Italia gobernada por los comu.nistas. Pero el panorama se complica si consideramos la adhesión al siste– ma político de la sociedad abierta, la democracia. Si bien existe una cierta ;predisposición hacia una democrada en el pel, la aceptación de la misma sólo puede ir en desmedro de su posición fundamental. Berlinguer ha declarado: "La gente siente que un cambio ha tenido lugar, y que este cambio representa un fenómeno de masas que es re– flejado por los millones de votos recibidos por el partido. Incluso si el liderato no fuera sincero -y éste no es el caso- sería difícil volver atrás. Suponiendo que el liderato tuviera intenciones no democráticas: en ese caso, la primera rebelión vendría de las propias filas"6. tPero ante la posibilidad de una convergencia hacia el socialismo europeo, Berlinguer -y todos los demás líderes- recalcan las diferencias, sin dejar de reconocer las "bases de un origen común". Tampoco ha exis– tido un rechazo explícito de la dictadura- del proletariado, aunque no se la mencione. Tampoco parece que el partido, como movimiento de masas, haya perdido esencialmente su celo "totalitario", es decir, la representación de la salvación: ser el germen sano de la futura so- • Peter Nichols, "Qn the Italian Crisis", en "FOI'eígn Affai1's", Abril de 1976, p. 517 ss. y p. 524. • Citado por "Time", 14.6·1976. p. 8. • Ibídem, p. 10. I28

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