Panorama de la política mundial

PANORAMA DE LA POLÍTICA MUNDIAL ellos, según sus categorías intelectuales y morales, sea imposible una alianza básica con alguna fuerza de la sociedad "burguesa"; y esto no se debe a un m'cm cinismo o dogmatismo. Hasta hace casi dos decenios la gran mayoría de los 'pe se sentían ildentificados, o veían su paradigma, o se sujetaban voluntariamente al peus: la URSS era el prototipo del tránsito a la sociedad en donde el poder habrá de desaparecer y en donde el hombre individual sería simultáneamente -eso se presume- una esencia universal. Esta visión del paradigma nace esencialmente de (Ilill, convencimiento producto de la fe ideoló– gica, y toda teoría del "agente" o "de la conspiración" es principal– mente débil: lo más que se puede afirmar es que por muchos años los pe europeos (como hasta la actualidad el chileno) fueron agentes absolutamente voluntarios de la URSS. Pero las raíces de estos pe es– tán en la constitución más íntima de cada una' de las sociedades de donde emergen; SIU origen, en este sentklJo, es fundamentalmente au– tónomo y no son "creados" a :partir de una instancia extraña. El poder de los pe en Europa Occidental ha sido de desigual v.a– lor: desde 1945 han sido fortísimos en Francia e Italia; significativo en Finlandia e Islandia; ha jugado un papel muy importante en la inmediata postguerra en Grecia; dentro de su pequeñez le ha cabido cierto rol en Suecia en los últimos años; ha emergido como fuerza poderosa en Portugal y es parte no poco importante en el proceso de redemocratización en !España. Pero han sido muy débiles en el mundo anglo-sajón: la estabilidad inglesa no les ha proporcionado un gran campo de acción; la fortaleza de la nueva democracia ale– mana los ha castrado -aunque hay recientes indicios de un rena– cer-; en este último caso hay que tener en cuenta que su paradigma es la "otra Alemania", que aparece como el consecuente resultado de la ruta leninista. Escaso o ningún rol juegaitlJ en los países es– candinavos. En el período a que nos referimos, hasta fines de los 50, la gra– vitación 'Política externa de los pe se concentraba en su defensa de los intereses de la URSS, postulando políticas para sus países respec– tivos, que estuvieran en consonancia con las necesidades inmediata5 de la URSS, como la lucha contra la adhesión a la OTAN, el Plan Marshall, la Comunidad Europea, el rearme alemán, la Comunidad de IDefensaEuropea (1954) *. Al menos luchaban por lo que creían que eran los intereses de la URSS; ésta, a su vez, les indicaba lo que creía que eran sus intereses: no siempre las indicaciones fueron las .. Sobl'e la integración europea ver arto de Raymundo Ba'rros en este volumen. I24 '

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