Panorama de la política mundial
Joaquín Fermandois H. I POLíTICA EUROPEA: EL DILEMA DEL COMUNISMO"•• tadosnacionales; además encuentra partidarios, admiradores y escep– ticismo favorable en el seno de aqurellas otras sociedades. Es el caso de la URSS a partir de 1917. Cuando en el resto de las sociedades se levanta la conciencia de enfrent'ar a la sociedad revolucionaria tanto en el plano del poder, como estado :nacional, como en el plano de la ideología, de la fe, estamos frente a un tipo de conflicto cuya característica central es I:a síntesis de lucha de poder e idreológica: este l"asgo es lo que define a la üuerra <Fría. La distensión sería un período en el que la sociedad abierta intenta superar este mortal co:n:flicto, ya sea recurriendo a una diplomacia tradicional o bus– cando las vías para integrar a un interés básico común al rival ideo– lógico; normalmente es una mezcla de ambas políticas. . Esta última tendencia no nace exclusivamente de una debilidad -muy bien puedlC nacer de una fortaleza-, sino de las inclinaciones fundamentales de la sociedad abierta, que por su movilidad y diver– sidad tiende a aminorar todo impulso extremo de fe, a no empren– der conflictos totales, a intentar la integración del rival. Esto puede ser, y lo ha sido en determinadas ocasiones, un signo de vitalidad. No lo es, indudablemente, cu'ando el deseo de integración está im– pregnado de la' duda esencial en la propia sociedad. Europa, como sociedad abierta, sólo se puede reducir, a partir de 1945, a Europa Occidental. Tras una indecisión inicial, las socieda– des europeas de la postguerra, has:adas en un amplio consenso, se agrupan bajo el manto protector americano en lo externo, y se entregan entusiastamente a un gigantesco esfuerzo de expansión de las fuerzas productivas en lo interno. La: fase ardiente de la Guerra Fría es vivida como una confrontación radical, con el apoyo que fue desde el conservadurismo hasta gran parte del socialismo. Al revés de la primera postguerra, el lider.ato político se mostró sorprenden– temente dúctil y creativo como para adaptarse a las nuevas condi– ciones. Ciertamente que esta adecuación no se logró sin que hubiesen debate, dudas, resistencia y repudio. ¡Más bien lll! existencia de po– siciones alternas no hizo más que confirmar la dinámica peculiar de la sociedad abierta. Instituciones como el Mercado Común y la Alian– za Atlántica (OTAN) han pasado a constituir un símbolo del renaci– miento material y de la voluntad de defensa de determi.nadas pautas de vida, voluntad que puede ser simplificadora pero que debe exis– tir incluso en una sociedad madur:a y compleja. :Esta unión en torno a la defensa yal desarrollo material no se efectuó a pesar de los estados nacionales, sino que a partir de aquella JaTticulación, la cual I2I
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