Nuevas perspectivas de la integración latinoamericana: volumen 4
EL MOMENTO ACTUAL DE LA OOOPERACIÓN E INTEGRACIÓN ••• I R. Barros Charlin desagradable hecho de tener que aprovechar la cláusula de denun· cia de él, se han aceptado los Acuerdos de Complementación que, en un principio, se llamaron de Excedentes o Faltantes, pero que verdaderamente son Acuerdos con concesiones temporales o por cupos. ¡El primero de ellos fue el NQ '16, sobre productos derivados del petróleo y tuvo que hacerse bajo este procedimiento, en consi– deración a que la mayoría de los países contaban con programas para sus industrias petroquímicas o derivadas del petróleo. Verdaderamente, este tipo de acuerdos han sido los que han es– tado fructificando en este último tiempo, y por ser un sistema ágil y de responsabilidad limitada, se espera dé mejores resultados. No cabe duda, que a pesar de las múltiples reuniones y acuerdos que han tomado en consideración los representantes oficiales de los países ante los Organismos de ALALC, los mecanismos existen– tes, aun cuando cumplen sus finalidades, carecen de la flexibilidad necesaria para que en circunstancias especiales y recíprocas, puedan aum.::ntar sus corrientes de comercio. Por otra parte, es necesario permitir el máximo de aprovecha– miento de las posibilidades de interrelación entre los paises y en un nivel más apropiado y técnico, entre los diferentes sectores in· dustriales, sin perder de vista la multilateralidad en que se encuen– tra abocada la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, pre– servando los derechos adquiridos y pensando siempre, en la con– vergencia final al libre comercio establecido en los principios fun– damentales del Tratado. Estimo, que nada mejor para conseguir este objetivo, es dentro de los mecanismos actualmente existentes, los Acuerdos de ComplementacÍón. Quiero hacer una corta referencia, a lo que ha significado para la negociación de los Acuerdos de Complementación, la creación de la Subregión Andina. Aunque el Grupo Andino tenía como una finalidad, dinamizar el Tratado de Montevideo y contribuir de modo especial a la for– mación del Mercado Común Latinoamericano, tengo la impresión lamentable que, por algunas reglamentaciones vigentes, dentro de los programas que consulta el Acuerdo, ha habido un verdadero freno al desarrollo de las negociaciones con el resto de los países de ALALC. Es así como podemos ver que la Junta del Acuerdo de Cartagena, por medio de su Decisión NQ S, dispuso la obligación para solicitar a los países del Pacto Andino autorización especial, para poder nego- 42
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