Nuevas perspectivas de la integración latinoamericana: volumen 4
PARTICIPACIÓN 'DE CHILE EN ESQUE~IAS I\ILi\TERALES y MULTILATERALF.~ •• celarias que regirían sectoríalmente. Implícitamente queda descarta– do para un importante número de sectores productivos la asignación de recursos a través de los mecanismos propios del mercado. De he– cho surge una contradicción entre los niveles de los aranceles inter– nos y ,externos para los productos incluidos en el Programa de Libe– rac:ón General con los que se determina específicamente para cada sector objeto del Programa. Otro elemento contradictorio en el desarrollo del proceso andino es que si bien reconoce, al igual que la ALALC, la necesaria coheren– cia entre las diversas políticas económicas, busca adoptar una polí– tica arancelaria <:omún y uniforme mientras el resto permanece va– riable y dentro del libre manejo de cada uno de los Estados miem– bros. De esta manera, se presenta la incoherencia de tener una idén– tica política arancelaria mientras se adoptan políticas cambiar¡as di– versas, lo que introduce factores de distorsión en los precios rela– tivos dentro del mercado subregional. Del mismo modo puede señalarse la indicacia de una política arancelaria común mientras subsisten regímenes especiales de fran– quicias e incentivos regionales o sectoriales. El Acuerdo de Cartage– na intentó superar este problema a través de la Decisión 49 sobre directivas para la armonización de las legislaciones sobre fomento industrial, pero esta Decisión no pudo ser puesta en vigencia por ninguno de los países, por las dibcultades que tendría la elimina– ción, aunque gradual, de los distintos regímenes especiales vigentes. Por otra parte, el rol múltiple y diverso que los países otorgan al instrumento arancelario dentro de su política económica global dificulta enormemente lograr un consenso. Para algunos paises debe ser asignador de recursos, para otros debe equilibrar la balanza de pagos, proteger a la industria nacional e incluso servir al financia– miento fiscal y discriminar entre importaciones suntuarias y necesa– rias y, por último, para otros debe ser en 10 posible, un elemento neutro que no discrimine entre actividades productivas otorgando una protección efectiva similar a todos los sectores. Este diferente rol que los países asignan al arancel, junto con la carencia de racionalidad de que adolecen algunas políticas arancela. r:as, por ser muchas veces el resultado de presiones de intereses seco toriales específicos, dificulta la adopción de una estructura racional. En ese sentido, la política arancelaria andina indudablemente signi– fica un avance respecto a las que prevalecían nacionalmente antes de la constitución del Pacto Andino, pero, por ser resultante de una 17
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