Nuevas perspectivas de la integración latinoamericana: volumen 4
EL MOMJ!:NTO ACTUAL DE LA OOOPERACIÓN E INTEGRACiÓN... J R. Barros Charlin sea a trayés de una moneda común Q del establecimiento de pari– dades fiJas. Hemos visto que esto no resulta beneficioso para los países de ALALC. Por otra parte, si la unión de pagos se materializa sin que se contemple la convertibilidad estable de las distintas mo– nedas nacionales, entonces se genera un problema similar :al de los años 50 que obligaría a los países que mantienen un excedente en su intercambio con la unión a acumular créditos que no podrían utilizar para saldar sus déficit con el resto del mundo. Esto desin– centivaría la canalización de los pagos de los países acreedores a través del sistema yfu obligaría a una eliminaci6n artificial de las diferencias que seria contraria a una asignaci6n eficiente de recursos. También se ha argumentado en favor de hacer obligatoria la ca– nalización de las operaciones a través de los convenios de crédito re– cíproco. Es indudable que ello redundaría en un mejor aprovecha– miento de las ventajas del sistema, por ejemplo, en un mayor :aho– rro de divisas. Sin embargo, si el sistema de pagos a través de los con– venios de crédito recíproco funciona en forma eficiente no es nece– saria ninguna norma compulsiva para su utilizaci6n. Por el contra– rio, la canalizaci6n obligada de los pagos a través del sistema desin– centiva la relación directa entre los bancos comerciales de la regi6n. Dicha relación directa, con un paulatino retiro del rol de los bancos centrales, tiene indudable importancia desde el punto de vista de la integración financiera. Por ello, nos parece que la canalización de los pagos a través de los convenios de crédito recíproco debiera ser facultativa. 2.2. La Aceptación Bancaria Latinoamericana ~ABLA) constituye un instrumento de financiamiento de corto plazo del comercio a ni– vel de ALALC. Es el resultado de largos esfuerzos tendientes a crear un mecanismo capaz de captar financiamiento extrarregional para los flujos comerciales de los países de la zona. Su lanzamiento for– mal al mercado financiero ocurrió en septiembre de 1976 en Estados Unidos, en la sede del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ABLA es una letra de cambio de un exportador de un país de la zona, girada a su propia orden, aceptada por un banco comercial del país del exportador y relativa a una exportación intrarregional canalizada a través de los convenios de crédito recíproco. Aceptada la letra, ésta queda como propiedad del exportador, quien procede a descontarla en un banco comercial (no necesariamente el banco co– mercial que la aceptó, sino que aquel que le ofrezca mejores condi– ciones financieras). El banco comercial que ha descontado la letra 152
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