Nuevas perspectivas de la integración latinoamericana: volumen 4
LA PARTICII'AC¡ÓN DEL EMPRESARIO PRIVADO EN LAS RELACIONES••• ternacionales circunscritas al trabajo conjunto entre el sector pri– vado y el Gobierno. La tesis expuesta y los principios esbozados tienen la misma vali~ dez para los organismos de integración, en cuanto que el sector pri– vado debe manifestarse en este proceso. Contrariamente de lo que ha ocurrido en el ámbito nacional en que el sector privado ha ido adquiriendo un papel cada vez más importante en las relaciones internacionales en los mecanismos de integración, la realidad ha demostrado que no se le ha dado al sec– tor empresarial el lugar y rol que le corresponde ejercer. En las instituciones de integración regional, especialmente en lo que se refiere a la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y el Acuerdo de Cartagena, teóricamente, ha existido un órgano en que se suponía que el sector privado podía hacer sus planteamientos. En la ALALC está instituida la Comisión de Asuntos Empresariales y que tiene por fin reunir a los empresarios y elevar sus plantea– mientos al Comité Ejecutivo Permanente para su consideración. La– mentablemente, las reuniones de la Comisión Consultiva de Asuntos Empresariales se han caracterizado, tradicionalmente, por un mero trámite que las autoridades de ALALC deben cumplir, sin importar– les mucho el pensamiento del sector empresarial privado. Las reuniones de la Comisión Consultiva se han hecho tradicio~ nalmente al día siguiente de las reuniones extraordinarias anuales de AlIJAl, con participación de los delegados de las Asociaciones In– dustriales que asisten a dicha asamblea. En ellas se ha demostrado siempre el interés del sector privado por cooperar y por hacer pre– sente las cuestiones que, a juicio de ellos, deben ser consideradas prioritariamente en el seno de la Asociación. La falta de una actitud decidida por parte de las autoridades de la ALALC en el sentido de tomar en cuenta las proposiciones priva– das, hizo que en la VIII Asamblea General ¡Extraordinaria de AlLA, que se celebró en Montevideo en noviembre de 1976, se concretara una reunión con el Comité Ejecutivo Permanente de ALALC a fin de hacer presente esta situación, y pedir una mayor revelancia, dentro del seno del CEP, a los planteamientos empresariales. A pesar de dicha reunión, nada se hizo al respecto, y en noviem– bre de '1977 la Comisión de Asuntos Empresariales de IALALC no se reunió, por cuanto se estimó innecesario hacerlo, a raíz de la abso- 1 Asociación de Industriales Latinoamericanos. 111
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