Estudios sobre la reestructuración de ALALC

Pilar Armanet A. / LA DIMENSIÓN EXTERNA DE ALALC bies entre bancos centrales de países de la ALALC. Según cálculos de la Se– cretaría Ejecutiva de la AL.'\LC los pagos canalizados a través de las cuen– tas del sistema de compensación multilateral sobrepasaron en 1978, los 3.900 millones de dólares, estimándose que cubren más del 7S% del comercio intrazonal 21 . Dicho mecanismo en el que participa la Re- . pública Dominicana es un ejemplo de la posibilidad de implementar instrumentos e incorporar a países no miembros en torno a necesidades y objetivos concretos. También a nivel de la Comisión Asesora de Asuntos Monetarios (C:AAM) se busca coordinar el sistema de Pagos de ALALC con el de los paí– ses centroamericanos y participar en el Comité Coordinador de Acuer– dos Multilaterales de Pagos y la Cooperación Monetaria Horizontal entre Países en Desarrollo de UNCTAD. En este mismo plano deben continuarse los esfuerzos por mejorar y ampliar el funcionamiento de los Acuerdos de Santo Domingo para ate– nuar deficiencias transitorias de liquidez, producto del proceso de inte– gración. CO~CLUSIO:-'¡ES La reestructuraclon de la Asociación Latinoamericana proporciona una oportunidad para replantear el rol de América Latina en el contexto internacional. El planteamiento de la necesidad de un consenso global es, sin lugar a dudas, no sólo una utopía, sino más bien una renuncia anticipada a la búsqueda de elementos de contacto frente a problemas específicos. Hemos seleccionado un conjunto de problemas frente a Jos cuales es posible diseñar una estrategia común que puede representar a los países de América Latina, pero ello no significa en ningún caso que ha– yamos agotado la gama de posibles áreas de contacto. Un proceso de integración debe promover permanentemente opor– tunidades de diálogo en torno a problemas concretos frente á los cuales algunos países fuertemente involucrados asuman el liderazgo para la formación del consenso. Una dimensión externa de ALALC realmente trascendente debe mani– festarse a través de los organismos y foros internacionales en los que se discutan los distintos aspectos económicos internacionales. Ello implica necesariamente la formación de una opinión previa, para lo cual es esencial la elaboración de estudios, el conocimiento de la realidad de los distintos sectores dentro de los países miembros y sus aspiraciones; y por último la coordinación de los intereses políticos de las partes. La anticipación en la elaboración de soluciones posibles frente a problemas concretos exige esfuerzos de imaginación para po– der aportar ideas viables y acordes a nuestros intereses. 21 ¡mal-Bid, El Proceso de Integración en America Latina en 1978. op. cíl.; p. 86. 69

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