Las relaciones entre los países de América Latina
LAS RELACIONES ENTRE LOS PÁISES DE.AMÉRICA ,LATINA simple, apenas una proyección del presente para hacer pronósticos del futuro, ya no me satisfizo. Y afortunadamente la reacción del grupo América Latina que trabaja en el Instituto de Estudios Internacionales fue positiva. Se me señaló que era más adecuado hacer una reflexión acerca de América Latina dejando, a veces, volar la imaginación, para buscar nuevos enfoques a los problemas que remitirse a la simple repeti– ción de lo que otros ya dijeron. y esto tiene especial validez para un trabajo que va a ser difundido en América Latina y en los países de habla inglesa. Somos, los latinoame– ricanos, una fauna diversa a los estadounidenses; nuestra formación nacional ha sido distinta, la mezcla racial guarda una importante con– tribución del indio y del africano, el catolicismo es la religión que domina y la geografía es, a veces, abismante, plagada de desiertos, de gigantescas montañas o de selvas casi impenetrables. Somos distintos y tal vez el error mayor ha sido pretender "entender" América Latina cómo Una Europa pobre o unos Estados Unidos en un grado inferior de desarrollo econó– mIco. De ahí la aplicación de políticas que habían triunfado en otras latitudes y que fracasaban o se transformaban en nuestros lares. Por ello la desesperación de muchos estadounidenses y europeos ante la persis– tencia de fenómenos, como el gobierno autoritario, que al parecer resisten los procesos de modernización l . Por otra parte tampoco somos Africa o Asia aunque tengamos fodavía condiciones de pobreza y de atraso. América Latina no forma parte de la realidad política del "Tercer Mundo" pese a que algunos problemas económicos sean parecidos. La realidad cultural, su evolución histórica y sus sistemas políticos son distintos a las situaciones africanas y asiáticas. Al comenzar la investigación aspiraba a destacar algunos elementos para una eventual proyección de los esquemas de poder de América del Sur en el año 2.000 y para ello era indispensable tener claridad acerca de los focos de tensión o de rivalidad que se presentan en la subregión. Por otra parte se podría suponer el grado de desarrollo económico, de po– blación o de crecimiento que tendrían los países de América del Sur en el futuro próximo y en base a esta perspectiva establecer los problemas "lógicos" o "racionales" que encontrarían las aspiraciones de los diversos países. y de nuevo la profundización en las investigaciones arrojó un balde de agua fría sobre unas esperanzas tan optimistas. En 'general, las esti– maciones (uturistas fracasan y organizaciones tan prestigiosas como el Hudson Institute han errado, en rorma garrafal, en sus proyecciones. Ya Brasil alcanzó un ingreso per' cápita muy superior al que le asigna- , Un buen estudio acerca de los problemas que plantea la modernización y las relaciones con los militares se encuentra en Samuel Huntington: Po/itiea/ Orde,- In ChanginR Societies; Yale University Press; New Haven, Estados Unidos. 1969, pp, 102-237, 7 0
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