Las relaciones entre los países de América Latina
Fernando Moreno / LA TRANSFORMACiÓN POLÍTICA DE AMÉRICA LATINA de la dependencia" y la de los cristianos marxistas. Estos últimos, que fundamentan parcialmente sus posiciones en el trabajo de los primeros, se dividen en dos "familias" simbióticamente ligadas una a otra: "teólogos de la liberación" y "cristianos por el socialismo,,66. Paradojalmente -pero lógicamente, desde el momento en que se ha adoptado la perspectiva marxista-, estos últimos se han convertido en los mayores detractores de la orientación política inspirada en el cristia– nismo a través de la Doctrina Social de la Iglesia 67 , repitiendo la crítica que hacen Marx, Lenin o un Gramsci, a las posiciones "terce– ristas" o al "reformismo,,68. Sea lo que fuere de esa crítica, los prmciplOs de la doctrina social– cnsUana -y que fundamentan las expresiones políticas demócrata– cristianas- son inseparablemente los de justicia y libertad, en la convic– ción de que la lucha por la justicia (y las reformas profundas que ella exige), lejos de llevar a sacrificar la libertad (caso del ma~xismo), no se justifica en definitiva sino porque así las libertades "formales" (según el lenguaje marxista) pueden hacerse efectivas o, si se quiere, "reales,,69. Por lo mismo, y complementariamente, se reconoce el carácter abstracto, y aun ideológico, de una "prédica" de la libertad separada de la justicia (lo propio del liberalismo "burgués"), puesto que la justicia es una condición práctica del ejercicio social de las liber– tades. En la doctrina socia1cristiana la práctica efectiva de la libertad debe ser regulada y de alguna forma orientada socialmente por el estado, cuya instancia funcional es el Gobierno. En otro plano, el socialcristianismo "define la perspectiva del 66 El mejor y más completo análisis sobre los cristianos marxistas es el que desde hace ya varios años viene haciendo e! P. Roger Vekemans, CL en espeeial su obra, ya referida, Teología de la.liberación y cristianos por el socialismo. 67 Cuya "acta de nacimiento" oficial fuera la encíclica Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII. Cf. J. Y. Calvez y J. Perrin. Eglíse et Société Economique. Aubier, 1959, París; P. Bigo, La Doctrine Socia/e de f Eg/íse a trauers les Siecles. Valores/Beauchesne, 1973, Fribourg/París (4 tomos), y, F. Moreno, Democracia y desarrollo. En. "Tierra Nueva" (Bogotá), N'" 25, 26 y 27, de abril, julio y octubre de 1978, pp. 5-28,5-24 y 5-18, respee– tivamente. 68 Para Marx y Enge!s la contradicción de la burguesía ese! proletariado organizado, es decir el partido comunista, llamado a destruir revolucionariamente el régimen capitalista (Ce. Manifeslo, op. cit. y, de Marx solo, su crítica dd "reformismo" en Proudhon, en Mi– sere de la philosoPie. o en Lasalle, en, La crítica del Programa de Catha. por ejemplo). Lenin denunció permanentemente toda "tercera vía" (ce. obras ya referidas). Por su parte, A. Gramsci, critica el historicismo de Croce y de Gioberti como propio de "moderados y refor– mistas", y "renejo de una tendencia práctico-política", es decir, cumo "ideología en el sentido peyorativo del término". Ce. /1 Materialismo slorico (e la filosofia di Benedetto Croce). Ed. Riuniti, 1975, Torino, p. 271 (y pp. 238-240). 69 Cf. nuestro prólogo -no firmado- al libro de varios autores, Libertad y Liberta– des (Aconcagua, 1977. Santiago, pp. 11-13), y, sobre todo, de J. Maritain, Prmclpes d. une po/itique humanista. Hartmann, 1945, París, pp. 9-36. Ce. también, de R. Aron, Ensayo sobre las libertades. Alianza Ed., 1969, Madrid.
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