Las relaciones entre los países de América Latina
Fernando Moreno I LA TRANSFORMACION POLITICA DE AMÉRICA LATINA en función de un interés común. Ni esto, ni las dimensiones que acabamos de enunciar (externa e interna) se dan en la ALALC. Así, se puede apreciar en qué medida el criterio de determinación de esta segunda gran línea histórica es propiamente la afirmación y construcción de un "ser" histórico latinoamericano. Esta afirmación inc1uyé tanto un dinamismo y una dimensión ético-histórico-política (que caracterizaba sabre todo al "ideal bolivariano") como un dina– mismo y una dimensión utilitario-instrumental, en [unción del desarrollo económico y de la autonomización relativa. Esto nos lleva a encontrar la tercera gran línea histórica que ya hemos enunciado, en tanto ésta puede ser determinada fundamentalmente en base a la prosecución de "modelos" ideales que, en mayor o menor grado, de una u otra forma, entienden realizar o servir ideales de participación, de libertad, de jus- ticia, de solidaridad y de bienestar humanos. . Sobre la línea histórica que se origina en las "¡-educciones" del Paraguay Es en una mezcla de utopía y dirigismo autoritario que los jesuitasinau– guran en Paraguay, hacia 1610, experiencias "comunitarias" de organizaclOn indígena, centradas en preocupaciones de evangeli– zación, justicia, solidaridad y bienestar. Hacia 1628 existen en Para– guay 13 "reducciones" con unos cien mil indios. En ellas, los jesuitas, "mediante su autoridad espiritual, corno misioneros y pastores de almas, regían la vida de la reducción hasta en los asuntos menores y más privados y ejercían sobre los aborígenes un dominio patriarcal,,36. Al mismo tiempo, se ha caracterizado de colectivismo agrario el sistema económico de las "reducciones", sin que por esto la propiedad privada estuviese totalmente excluida; "la mayor parte del suelo era tierra comunal, y para su labranza cada indio debía trabajar de dos a tres días por semana. El producto de la cosecha obtenida gracias a este trabajo comunal se almacenaba en graneros y servía para el pago del tributo real, el mantenimiento de la Iglesia y de sus instituciones, y el cuidado de huér– fanos, viudas e imposibilitados de trabajar... De la tierra restante se adjudicaban a las diversas familias quiñones o dulas para su propio uso, de modo que cada familia se procurara un sustento suficiente y lo más parejo posible". De otra parte, la vivienda era entregada en propiedad vitalicia pero no hereditaria, "y el mobiliario, ciertamente muy modesto, era de propiedad personal,,37 . Las "reducciones" permanecen activas en Paraguay durante gran parte del siglo XVIII, y más precisamente hasta la expulsión misma de los jesuitas en 1767. La importancia de estas experiencias puede 36 cr. R. Konetzke. op. cit. p. 254. Cf. también de J. M. Peramas. La República de Platón y los Guaraníes. EMECE. 1946. Buenos Aires. 37 cr. R. Konetzke, op. cit.. pp. 254 Y255.
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