Las relaciones entre los países de América Latina

Fernando Moreno / LA TRANSFORMACIÓN POLlTICA DI! AMÉRICA LATINA los mineros y parte del ejército. Sin embargo, sus principales reivindi– caciones parecen agotarse en, una problemática reforma agraria (distri– bución de tierras a los campesinos) y en la nacionalización de las minas de estaño que constituyen la principal riqueza económica de Bolivia. Por su parte, la experiencia peruana tendió a afirmar uno de los más impor– tantes aspectos de su política -al menos hasta mediados de 1975- en el afrontar a los inversionistas norteamericanos, y, por ahí al Gobierno de Estados Unidos. Esta afirmación nacionalista, ha sido hecha, en este caso, en base a una aguda y en gran parte ideologizada exigencia de auto– nomía, lo que ha condicionado la forma en que los problemas son percibidos por parte de los "actores sociales" y agentes de poder político, así como la implementación de rHormas y políticas en general. En todo caso, la experiencia peruana, en su dimensión externa, nos conduce a la segunda línea' histórica que interesa referir aquÍ, la que incluye los esbozos de un cierto "nacionalismo" latinoamericano. De Bolívar a la integración De alguna manera, la idea (más que el ideal) de integración latinoame– ricana, permanece y es tematizada -aunque en un plano retórico y lite– rario- durante todo el siglo XIX, resistiendo, casi subterráneamente, tanto ala afirmación y construcción nacionalista particularmente fuerte en Argentina, Brasil y Chile, como al "europeocentrismo" étnico– cultural (y los complejos que lo. subtienden y lo prolongan) especial– mente importante en Argentina, donde hacia 1860 Alberdi afirmaba que los argentinos eran europeos en América. En contraste con esto, aparecerá el proyecto unificador de Bolívar que acompaña y sigue a su lucha por la Independencia. El "gran acto" del "ideal bolivariano" fue. el Congreso de Panamá, de 1826, por medio del cual Bolívar pretendía reunir "hori– zontalmente" (relaciones de país a país en un pie de igualdad) las. antiguas colonias recientemente independizadas. El Congreso en cues– tión, que contó con la oposición de Brasil, la reticencia de Argentina y Chile, y la desconfianza manifiesta de Estados Unidos, vino a marcar los límites del gran proyecto de Bolívar. Complementariamente, la traduc– ción histórica y parcial del mismo: la Gran Colombia (que comprendió a la actual Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela), no fue más que una experiencia efímera, iniciada con la Independencia, en 1823, quebra– jada con el retiro de Venezuela, en 1829, y disuelta definitivamente el año siguiente con la separación de Ecuador (Presidencia de Quito) de Colombia. Aun si el proyecto de Bolívar era en gran medida utópico sería difícil desconocer su valorización de una unificación política que permitiera la afirmación de un gran "ser" histórico latinoamericano. En este sentido; las experiencias contemporáneas de integración externa en Latinoamérica comparten lo que podría llamarse un empobrecimiento

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