Las relaciones entre los países de América Latina

LAS RELACIONES ENTRE LOS PÁISES DE AMÉRICA LATINA Latina 23 J los países latinoamericanos no han sufrido la dependencia sino porque también (aunque no sólo por ello, desde luego) la han invocado. 4. Debilidadpolítico-institucional y administración autoritaria de la "cosa pública" En grados muy diversos -que van de Chile y Uruguaya un extremo, a Haití o Bolivia al otro- la debilidad político-institucional es un pro– blema congénito a los países de América Latina.· A la naturaleza precaria, a veces puramente simbólica, de los grupos o partidos políticos, co– rresponde una institucionalidad estatal (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en que el poder Ejecutivo suele ser todopoderoso frente a los otros poderes; absorbe e instrumentaliza a menudo su operatividad es– pecífica, entrabando así el cumplimiento de sus funciones normales. Por ahí, se tiende a anular el indispensable contrapeso que los poderes Legislativo y Judicial deben operar frente al Ejecutivo, y entre sí. Complementariamente, la corrupción administrativa, tanto moral como funcional 24 , disminuye y a veces anula simplemente la servicia– lidad estatal en relación a la sociedad global y a todos sus miembros. Esto mismo favorece el usufructo privado de la "cosa pública", tan genera– lizado en toda América Latina, ya sea directamente en su expresión individual, familiar o "clánica", ya sea indirectamente a través de la implementación de políticas globales de tipo liberal, pero aún de tipo marxista (Cuba), centradas en una radical falsificación del principio de libertad, convertida en un ·caso en libertinaje, y pura y simplerriente anulada en el otro. Por otra parte, el autoritarismo político supone una concepción de la génesis de la autoridad análoga, en cierto sentido, a la del principio de soberanía que justificó originariamente el ejercicio del absolutismo francés (borbónico, en especial)25. Se supone que la autoridad es naturalmente asignada más que políticamente generada, y, al límite -como en las monarquías absolutas- que ella, en cuanto autoridad política, proviene directamente de Dios, sin la mediación del 23 Dándose "la espalda unos a otros", podría decirse que los diferentes países latinoamericanos no se han encontrado efectivamente sino para hacerse la guerra o "mos– trarse los dientes...". 24 Aquí, muy especialmente, las diferencias son a veces enormes. Chile no es, una vez más, Nicaragua o Haití, pero ni aún Venezuela o Colombia ... 25 La soberanía implica, según Jean Bodin, la potencIa absoluta y perpetua de una República, por consiguiente la soberanía no es limitada, ni en poder ni en cuanto a funciones, ni' a un cierto tiempo. Ella reside en el Príncipe (o gobernante supremo) quien encontrán– dose separado del pueblo no debe rendir cuentas sino a Dios. Bodin considera entonces que "el punto principal de la majestad soberana y poder absoluto, reside principalmente en otorgar leyes a los sujetos en general sin su consentimiento". Cf. De la République. J. du Puys, 1583, París, pp. 122, 124, 143, 125, Y 142 respectivamente. Cit. en, J. Maritain, L' Homme el L' etat. PUF, 1965, París, pp. 29 Y30.

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