Las relaciones entre los países de América Latina

Walter Sánchez G, / POLrrlCA EXTEIUOR DE AMÉRICA LATINA: AGENDA DE INVESTIGACiÓN de 'seguridad nacional' que antes fueron los aliados predilectos de Esta– dos Unidos. Las perspectivas de los acuerdos de seguridad regional a la luz de estas realidades podrían no ir hacia una corriente aÍltagónica a los Estados Unidos, aunque este país ahora desconozca la relevancia de la región para su propia seguridad estratégica, No obstante si esta hipótesis se verifica positivamente, se puede con– cluir y vislumbrar por un lado, el ensanchamiento de la brecha entre seguridad global y regional, lo cual iría en desmedro de esta última y por otro lado, un proceso en favor de una mayor diversificación de las estruc– turas y mecanismos de seguridad bilateral o de bloques, especialmente en "áreas sensibles" como la militar, nuclear, energética y económica, Si se concluye de esta forma, los arreglos de seguridad tradicional requerirían una urgente innovación, para no ser arrasados por los acon– tecimientos y por la avalancha de inseguridad regional, sicológica y política, que provocó el declinar de Estados Unidos de la política mun– dial y latinoamericana. Dentro de este contexto no sólo proliferarían aún más los gastos en armas y los regímenes de seguridad nacional sino que también nuevas crisis de solidaridad regional pueden explotar, Sin caer en generalizaciones, algunas de estas conclusiones bien podrían aplicarse por ejemplo al contexto de Indochina donde la cre– dibilidad de ambas superpotencias ha sido puesta en jaque. En otras regiones, como en el Sudeste Asiático y en Africa, las crisis de los esquemas de seguridad regional y multilateral por cierto pueden tener otras expli– caciones pero sus consecuencias políticas y sus resultados, no contra– dicen necesariamente nuestros hallazgos referidos al caso de América Latina. En síntesis los problemas de política exterior, a investigar tanto en el nivel de las relaciones bilaterales, multilaterales y extrarregionales de América Latina, podrían formar una mesa con cuatro patas: el prag– matismo innovador; la globalidad u omnidireccionalidad; la búsqueda de consénsos político-diplomáticos estables y la redefinición de los acuerdos de seguridad regional para acomodarlos a esta dinámica casi irreversible de la creciente autonomía y diversificación de la política regional en el contexto mundial y del Tercer Mundo. La identificación de estos objetivos de política exterior son, por cier– to, interrogantes más que respuestas y en el mediano plazo deberían constituir uno de los primeros temas en una "Agenda de investigacio– nes" sobre Política Exterior y las relaciones intrarregionales. Preguntas y problemas adicionales ¿Cuáles serían las estrategias de las políticas exteriores, adecuadas a las interrogantes planteadas y a los intereses regionales y nacionales? ¿En qué medida la heterogeneidad de objetivos y políticas en América 221

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