Las relaciones entre los países de América Latina
LAS RELACIONES ENTRE WS PÁISES DE AMÉRICA LATINA vasta Cuenca del Pacífico sin detrimento de nuestros lazos con el medi– terráneo y el atlántico. Estabilidad política y presencia internacional En tercer lugar, no se puede negar que a pesar de sus defectos la orga– nización democrática de una sociedad es la forma más adecuada para cautelar los valores tan deseados por todos: la unidad nacional, la sobe– ranía y por ende un orden interno y externo en paz y tranquilidad. Por esta razón, la actual búsqueda de formas no-autoritarias de gobierno ha sido quizás consecuencia de un agotamiento de modelos populistas y de un verdadero "boom" de regímenes militares en América del Sur en los últimos años. Una vez que el "boom" comienza a congelarse, y cuando se perciben cambios hacia una mayor democratización, es urgente iniciar un "pro– ceso de introspección" en América Latina, para buscar las causas verdaderas del por qué de la carencia de consensos estables en la región, que ha ido acompañado con un declinar de su prestigio político en el mundo. Paradojalmente, el deterioro de la primacía de Norte– américa ha sido un movimiento paralelo al fin de muchas presunciones de liderazgo que tuvo América Latina y que hoy se trasladan hacia otros continentes y países. La debilidad de los consensos nacionales por períodos significativos, la inestabilidad político-institucional y las presiones externas, son sin duda una de las causas estructurales que ayudan a comprender la brusca caída de la participación de América Latina en el concierto de naciones y el aumento de sus fricciones internas. La superación de estas deficiencias es pues una tarea de proyecciones al nivel político como también diplomático. Lo más ingenuo sería creer que importando mode– los foráneos o mediante la carrera armamentista y la lucha antiterrorista se solucionarían las causas de fondo a las disyuntivas entre seguridad, democracia y solidaridad continental. Las perspectivas de la democracia, en Venezuela, Colombia, Costa Rica y la "democracia" con "partido único" de México, no han sido estudiados ni observados con el mismo empeño que los gobiernos autori– tarios. Esta limitación, que se advierte incluso en este libro, también se aplica al caso de las experiencias democráticas "cooperativistas" en los nuevos países del Caribe. En ambos casos se han omitido los análisis, más que. nada por la imposibilidad de ubicar expertos que conozcan estos problemas desde una perspectiva autóctona. De todos modos, ésta es una prioridad en cualquier agenda de investigación futura. En algunos países excepcionales por su estabilidad democrática en las últimas décadas, las amenazas de corrupción, violencia, indiscipli– na social e intolerancia entre las facciones políticas, pueden minar su orden y el creciente ascendiente de estos países en el equilibrio de Amé- 218
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