Las relaciones entre los países de América Latina
LAS RELACIONES ENTRE LOS PÁISES DE AMÉRICA LATINA cracia, paz y cooperación internacional; o entre socialismo y convivencia pacífica. La historia de las relaciones internacionales se ha encargado de des– mentir esa correlación directa. Los gobiernos conservadores y liberales; las dictaduras y las democracias no han sido en el pasado necesariamente más amistosos o belicosos que sus adversarios. Los polos ideológicos opuestos han reaccionado más o menos de igual manera cuando sus inte– reses nacionales son menoscabados y sus territorios empobrecidos por la acción del invasor. Así pues la relación entre regímenes autoritarios y políticas exte– riores más o menos pragmáticas, flexibles y de apertura hacia el conti– nente americano y el mundo entero es espúrea, sútil e indirecta. Una prueba de ello es el caso de la diplomacia Brasileña la cual no sólo predica el "pragmatismo responsable" sino que también practica cierta "rebeldía responsable" en favor de sus intereses y los de otros países, a pesar de sostener tesis ideológicas anticomunistas y nacionalistas en el plano doméstico. La mayor sensibilidad de los gobiernos sobre los problemas 'de la amenaza externa e interna, por cierto que ha estrechado el marco de opciones internacionales; sin embargo, y como lo demuestran algunos éxitos diplomáticos de gobiernos militares como Perú y Brasil no hay una relación determinista entre dictadura y política exterior deficiente. A contrario sensu, una "democracia" también tiene éxitos o fracasos diplomáticos como lo muestran los casos de Costa Rica, México y Ve– nezuela. De ninguna manera se sostiene que mientras existe menor democra– ciase tiene un mayor poder internacional, como podría deducirse al ver el auge del poderío soviético o cubano, a través de una diplomacia armada y transcontinental que a veces aparece como invensible. En el polo opuesto, la experiencia de Estados Unidos con 200 años de política exterior democrática serviría para desbaratar una hipótesis tan ingenua; lo que se quiere decir, es que el surgimiento de nuevos actores que protagonizan la vida política de la región, no necesariamente significa una política exterior más eficiente o errónea. Tampoco el éxito o fracaso de ella, dependerá de la bondad o maldad de la fe e ideo– logías que postulan sus gobernantes. Las causas son de hecho muy variadas y en general dependen del grado de pragmatismo y de un con– senso nacional estable, para el buen uso del poder político y militar de los estados. Pragmatismo innovador El éxito de una política exterior se medirá más bien en la capacidad de coordinar y aunar intereses diversos, que son la única base de las amis– tades y alianzas más estables entre países. 216
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