Las relaciones entre los países de América Latina
LAS RELACIONES ENTRE LOS PA'ISES DE AMÉRICA LATINA mente social, ec~momía y defensa. La mutua interrelación de éstas faci– lita o hace posible una- C1ertateniacularidad a partir de una situación original y parcial de dependencia del exterior. . , ~n el origen, e~ ~a dependencia política y militar la que en América lbénca va a condICionar la dependencia comercial y económica. Pero, más allá, no es sino a partir de una cierta visión de las cosas, de una deter– minada cultura, una vez más, que se llegará a las diversas y sucesivas si– tuaciones que manifiestan una cierta dependencia externa. Ya a nivel de la misma relación entre iberos e indígenas aparece claro que será la capacidad tecnológica la que va a darles a los primeros el predominio sobre los segundos, y no es menos claro que esa capacidad es de suyo un hecho cultural. Como contrapartida, la cultura indígena, más pasiva y menos tecnooperacional que la de los hispanos y portugueses, facilitará la dominación de éstos y la sumisión de aquellos. La dependencia colonial va a su vez a condicionar la posibilidad de la inserción inglesa ya desde el mismo período colonial. Nada más apto a una penetración sutil y funcional en lo económico-comercial, Como fue la de Inglaterra en América Latina entre el siglo XVIII (Acuerdo de Methuen con Portugal en 1703, y Tratado de Utrecht con España en 1713) y la Gran Crisis de 1929-30, que la mezcla cultural y social entre lo seño– rial hispano (el caso portugués es diferente) y la pasividad indígena. El desprecio a ciertas actividades (comerciales, por ejemplo) y a ciertas formas de vida, en un caso, y la incapacidad y agotamiento moral en el otro, hacen disponibles los hombres y las cosas a la penetración de la dinámica "creadora" y conquistadora de grupos humanos que, te– niendo una cierta idea del progreso histórico, ven en el control operativo de las fuerzas naturales y en la explotación racional de los recursos, la mejor forma de lograrlo. t:.s en un impresionante acrecentamiento de esa misma lógica y diná– mica cultural que la suplantación progresiva de Inglaterra por los EE.UU. se va operar, a partir ya de la doctrina Monroe, por la que en 1823 el en– tonces Presidente de los EE.UU., James Monroe, anunciaba su dis– posición político-militar a oponerse a toda tentativa de intervención externa (es decir europea) en el continente americano. Su fórmula sintética, "AmérÍ{;:a para los americanos", va a constituir todo un programa de control, y aun de apropiación de America Latina por los norteamericanos I ? . La creación de la Organización Panamericana con sede en Washington, 1890, y el enunciado por el Presidente Theodor Roosevelt de su famoso 17 ce. P. QueuiJIe, L'Amérique Latine. La doctrine Monroe el le panaméricanisme. Payot, 1969, París, pp. 139-183; A. De Grazia y T. H. Stevenson, World poJilies. A Study zn Jnternat!O~al ReJalions. Bernes and Noble, 1966, N. Y., pp. 3, 14 Y 15, y, R. Cereceda, Las instituciones políticas en América Latina. Feres, t 961, Fribourg. 22
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