Las relaciones entre los países de América Latina

LAS RELACIONES ENTRE LOS PA'lSES DE AMÉRICA LATINA camiento y de inarticulación se agudizan, de alguna forma, en la medida misma en que los intereses y la visión de los grupos políticos dominantes son más restringidos -más egoístas, si se quiere- que los de la Corona española en particular, la que a pesar de todo había cumplido una im– portante función de regulación y de moderación durante el período colonial. La éLite criolla estará más interesada en preservar sus privile– gios que habían sido disputados con los peninsulares basados en el usu– fructo privado de la "cosa pública" y en la mantención del status qUQ (según la expresión acuñada). Durante el siglo xx, el subdesarrollo se manifiesta, a los responsa– bles políticos y a las élites intelectuales, en contraste con el desarrollo acelerado de los países industriales. La gravedad del problema se va a expresar como la contrapartida de la toma de conciencia del desarrollo en cuanto exigencia vital. Al mismo tiempo, los problemas más funda– mentalmente humanos (tales como la miseria) pasan a ser percibidos en relación al subdesarrollo. Este trae consi¡o hambre, ignorancia, enfermedad, lo que supone y acarrea injusticia. Es todo el hombre y todos los hombres lo que aquí está en juego; el desafío lo definirá L. J. Lebret como el paso de una situación menos humana a otra más humana; es decir, como desarrollo. La marginalidad puede ser situada en la prolongación del problema del subdesarrollos, sin que esto implique postular ningún tipo de de– terminismo entre lo económico y lo social. 2. La marginalidad Sigüiendo a R. Vekemans definimos la marginalidad como una caren– cia radical de pertenencia y participación en los bienes y en las decisiones, por parte de amplios sectores de una población nacional 10 • Más explí– citamente, las notas características de la marginalidad son la falta de participación, la desintegración, la globalidad y la radicalidad. Falta de participación en los "bienes y recursos a disposición de la sociedad", así como en las decisiones que importan al destino común. "El marginal está fuera de las estructuras por las cuales la sociedad se 'crea' a sí mis– ma"ll. La exclusión que caracteriza al marginal tiene además un carácter global: está al margen de "todos los aspectos del vivir humano 11 cr. por ejemplo, L. J. Lebret, Suicide ou survie de I'OccidentJ Economie et humanis· melLes Edit. Ouvrieres, 1958, París. 9 cr. El excelente articulo de R. Vekemans (sj.), La marginalidad en el subdesarrollo latinoamericano. En, "Razón y Fe" (Madrid), N°, 908.909, septiembre-octubre, 1973,pp.140-156. , IOcr. DESAL, Margina/idad en América Latina. Herder, 1969, Barcelona, y, de R. Veke– mans e 1. Silva; Margina/idali, promoción popular neo-marxismo. CEDlAL, 1976, Bogotá, pp. 77.83, ~n particular. .. 11 Cr. R. Vekemans e L Silva, op. cit., pp. 80 y79 respectivamente. 20

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