Las relaciones entre los países de América Latina

G. EcheverrÍfl. M. T./nfante y W. Sánche~ / CHILE y BOLIVIA: CONPLlCTO y NEGOCIACIÓN ••• el abuso de la idea del enemigo como una Función para lograr la identidad nacional queda de manifiesto cuando la estabilidad es precaria. 'Por otra parte, las dificultades en la posición relativa de Chile en el concierto regional y mundial en estos últimos años, es otro factor adicio– nal a Considerar; su aparente declinar en su status puede facilitar la creación de una coyuntura que amenace no sólo la imagen del país, sino también que ponga en peligro su integridad y soberanía nacional. Esta amenaza latente es otro hecho que resta necesariamente consis– tencia a las acusaciones expansionistas y belicistas contra Chile y estas concepciones aparecen, en consecuencia, como racionalizaciones de intereses reivindicacionistas o como plataformas para lograr cohesión política. Al respecto conviene recordar los siguientes hechos: "En 1881, al estar Chile comprometido en una guerra contra Perú y Bolivia, debió firmar con Argentina un tratado de límites, logrado por medio de un acuerdo directo de las partes y que pretendió solucionar definitiva y totalmente los conflictos fronterizos. En la práctica, este tratado significó la entrega por parte de Chile de la Patagonia y parte de Tierra del Fuego lo que equivalió a una pérdida de 727.266 kilómetros cuadrados. Luego, al surgir desacuerdo respecto de la demarcación de los límites, se firmó, el 18 de mayo de 1893, un protocolo adicional por el cual Chile cedió 779 kilómetros cuadrados en Tierra del Fuego. En 1902, los llamados "Pactos de Mayo" incluyen un Tratado General de Arbitraje que designa al gobierno de Su Majestad Británica como árbitro para todas las' controversias que pudieran surgir entre los países liti– gantes. El laudo arbitral de ese año implicó una pérdida para Chile de 39.915 kilómet ros cuadrados. S i a esto añadimos la entrega de 436.300 kilómetros cuadrados, como consecuencia de la campaña del General Roca, que conquistó los territorios entre el Río Diamante y el Río Negro tenemos que con anterioridad al diferendo del Palena y al Beagle, Chile ha debido renunciar como consecuencia de arbitrajes, tratados obtenidos por la negociación directa o por simple ocupación a sus legítimas aspi– raciones en 1.264.260 kilómetros cuadrados,,61 . Sin embargo, él fantasma del "expansionismo" constituye un componente fundamental de la animosidad contra el gobierno y pueblo de Chile que se manifiesta en períodos como el que actualmente experi– mentan las relaciones chileno-bolivianas. Una reciente Marcha del Mar con la cual el gobierno boliviano culminó las actividades de 1979, ha. en– carnado esta tendencia extrema en ese sentido y que puede llamarse de "guerra de palabras". El caso de Argentina fue a veces semejant¿;2 . 51 El Mercurio. 13 de noviembre de 1978, p. A3. 52 Cables aparecidos en El Mercurio dando cuenta de la marcha del mar con saludos de los Presidenles de Perú y Argentina.

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