Las relaciones entre los países de América Latina

LAS RELACIONES ENTRE LOS PÁISES DE AMÉRICA LATINA En general la política exterior chilena se ha caracterizado por con– tener algunas invariables históricas y estructurales que han orientado su diplomacia, aun a través de administraciones de diverso signo y en– frentadas a distintas coyunturas mundiales. A la luz de esta hipótesis que planteamos en la introducción y en concreto en lo relativo a cuestiones de fronteras y asuntos limítrofes, tanto respecto de Bolivia como de Argentina, se ha producido un consenso político sorprendente en una década como la del setenta, caracterizada por sus extremas polariza– ciones. Aun reconociendo algunos cambios de estilo que resultan obvios a la luz de un examen de los conductores de la política exterior chilena en estos últimos cinco años, no se puede concluir que la diplomacia haya perdido su substancia y el legado de su tradición. En lo que a estos aspec– tos territoriales se refiere, los cambios de estilo han afectado sólo tangencialmente la conducta internacional (vecinal) del país. Todo esto significa que mediante sucesivas acomodaciones al cambiante medio internacional y nacional, Chile ha defendido su interés nacional. Esta observación, que se desprende de las reiaciones recientes, chile– no-bolivianas y chileno-peruanas, se ve también confirmada al examinar el primer desenlace de la crisis chileno:.argentina a fines de 1978, que concluye con un acuerdo para solicitar la mediación de S.S. Juan Pablo 11 en el diferendo entre ambas partes. . Ninguna de estas decisiones internacionales permite denunciar una voluntad "belicista", una "diplomacia militarista" con caracteres de "expansionismo" o un excesivo "ideologismo" en la diplomacia chilena. En el caso de Bolivia, fue su gobierno quien impuso la ruptura de relaciones cón Chile; en tanto que en el diferendo austral con Argentina fue este país quien rechazó el Laudo arbitral solicitado de común acuerdo a Su Majestad Británica. El análisis permite rechazar, en consecuencia, la consistencia lógica y política de aquellas hipótesis que plantean la inevitabilidad de la guerra en el cono sur a partir de la composición eminentemente militar de los gobiernos implicados. Estos cinco años de negociaciones han descartado las tesis del "fracaso diplomático" y del "determinismo belicista" como explicaciones solventes de "lo que" ha sucedido y "como" se han resuelto algunos conflictos. Resultaría interesante, sin embargo, explorar esas hipótesis en casos donde la inestabilidad y la participación militar en el gobierno es algo consuetudinario y no excepcional, como es el sistema político chileno. En el primer caso, puede sostenerse que el despliegue interna– cional resulta más proclive a cambios bruscos en las posiciones y estra– tegias sobre todo si se pretende racionalizar los cambios tras una expli– cación que no oculta sus raíces ideológicas (mesiánicas) y en este sentido 180

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