Las relaciones entre los países de América Latina

LAS RELACIONES ENTRE WS PÁISES DE AMÉRICA LATINA lítico-militar, ya sea que se refiera a lo que suele designarse como "la internacional de las espadas", en términos institucionales, o que se hagan referencia a la administración militar de "la cosa pública". La unidad activa y fuertemente estructurada de América Latina es más una idea elitaria que un ideal común capaz de movilizar a los pueblos junto a sus gobern¡mtes. A pesar de todo, es un hecho que América Latina -hispana y portuguesa 2 - tiene una cierta unidad; unidad suficiente como para darle el carácter de un sujeto histórico de atribución, y para poder, por ahí, considerar su génesis. Históricamente, América Latina (Iberoamérica) fue una unidad político-administrativa de tipo colonial. Unidad impuesta por las me– trópolis en cuanto éstas tenían la capacidad militar de implementarla de acuerdo a sus intereses y valores. Sin embargo, lo que importa más particularmente aquí es enunciar dos cuestiones a la vez históricamente fundamentales y políticamente significativas: los grandes problemas comunes y las tendencias predominantes. Problemas y tendencias cons– tituyen el medio (o contexto) en que personas, grupos e instituciones, pueden ser considerados luego como factores activos de cambio. Ambos del imitan un campo de posibilidades para los agentes sociohistóricos, y para los "actores sociales" La situación como problema Encontramos primero aquí tres instancias: subdesarrollo, marginali– dad y dependencia del exterior. Ellas constituyen tres dimensiones di– versamente negativas de una realidad común 3 . A estas dimensiones es preciso agregar, last but not least. dos problemas cuya importancia se puede apreciar en el hecho mismo que la solución de los tres anteriores, 2 Objetivamente, esos países parecen llamados a compartir su desuno con el de los países iberoamericanos. Este compartir debe ser considerado no en términos de una "con– versión" cultural, sino de una convergencia .proyectiva en lo económico y político, de suerte que las tareas comunes puedan llegar a establecer nexos históricos, y, más allá, una cierta integración. 3 Que han sido -en especial las dos prirneras- científicamente analizadas por la CEPAL y DESAL (luego CEDlAl, en Bogotá), e ideológIcamente tematizadas por los representantes de la "teoría de la dependencia", quienes ajustando la "teoría del imperialismo" de Lenin, en el marco de la dialéctica hegeliano-marxiana del "amo y el esclavo". hacen de la dependencia una clave interpretativa de la historia (de toda la historia) latinoamericana y el factor báSICO de la explicación del subdesarrollo. Al límite, un autor como T. Dos Santos reduce el subdesarrollo a la dependencia. Cf. T. Dos Santos. "Crisis de la teoría del desarro– llo y las relaciones de dependencia en América Latina". En, H. Jaguaribe el. al., La depen– dencia político-económica de América Latina. Siglo XXI, 1961, México, pp. 147-187. De, A. Gunder Frank, cf., Capítalisme et sous-développement en Amérique Latine. Maspéro. 1968, París (ejemplo de mito-ideologización). En nuestra perspectiva se trata de no negar el hecho de la dependencia junto con la ideología que lo ha denunciado, sino de integrarlo en su naturaleza real en un marco de interpretación científicamente válido. Cr. F. Moreno. La integración Latinoamericana. ICHEH, t 978. p. 281. 18

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