Las relaciones entre los países de América Latina

Gabriel Millán H. / LA POlJTlCA EXTERIOR DEL BRASIL .. señaló "mi país acoge con placer la nueva posición brasileña en el con– cierto de las naciones"n . En virtud del citado Memorándum se estableció un sistema regular de consultas sobre cuestiones mundiales, regionales y bilaterales, con carácter periódico y alternado y al nivel de Secretario de Estado y Minis– tro de Relaciones Exteriores. Tal acuerdo expresaba en los hechos las palabras de Kissinger y el interés norteamericano en el Brasil como un interlocutor no tan sólo regional sino que con incidencia en asuntos mundiales. . Sin embargo, el Presidente Carter cuando candidato se refirió en diversas oportunidades al Brasil, principalmente en cuestiones de De– rechos Humanos, en forma despectiva y estimada como intromisión inde– bida en los asuntos internos por las autoridades brasileñas. Así, las promisorias e igualitarias relaciones brasileño-norteame– ricanas sufrieron alteraciones notorias en los comienzos de la adminis– tracción demócrata. Fue en esa coyuntura donde Itamaraty, actuando con audacia y dignidad, demostró que su política de pragmatismo e independencia era una realidad sustentada en el creciente peso interna– cional del Brasil. Cuando el Congreso americano aprobó una ley que condicionaba la ayuda militar a una evaluación de la situación de los Derechos Humanos y llevó a cabo un Informe sobre el caso Brasil, que el Embajador Crimmins hizo llegar a Itamaraty; Brasil, el 11 de marzo de 1977, procedió lisa y llanamente al rompimiento' del Pacto de Asistencia Militar con EE.UU. y rechazó en forma vehemente la pretensión del Congreso americano de evaluar su situación interna, devolviendo el documento a Crimmins y haciéndole notar que "no merecía constar en los archivos históricos del Brasil". La adopción de esta medida, examinada con una mayor perspectiva, es' sin duda la comprobación más categórica de independencia interna– cional, pues tuvo reticencias y resistencias internas ya que algunos sectores militares consideraron extrema la decisión, pero el Presidente Geisel apoyó sin reservas la recomendación de Itamaraty. Al tema Derechos Humanos, se agregó el intento que los observadores estimaron como ofensivo y gratuito, de archivar el memorándum de entendimiento y, en un nivel de gran importancia, las presiones ame– ricanas para evitar el Acuerdo nuclear brasileño-germano que fue– ron enérgicamente rechazadas por el Brasil. La mejoría de las relaciones bilaterales se comenzó a vislumbrar con la visita a Brasilia de la señora Rosalyn Carter, pero el clima no era aún el más propicio. El 22 de noviembre de 1977 el Secretario de Estado Cyrus Vance llegaba en breve visita a Brasilia y al descender del avión 71 Discurso del Secretario de Estado Henry Kissinger pronunciado el 19 de febrero de 1977 en el Palado de Itamaraty; en Resenha N° 8, enero-marzo, 1976, p. 41. 133

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