Las relaciones entre los países de América Latina

LAS RELACIONES ENTRE LOS PA'isES DE AMÉRICA LATlr;A fases en la historia diplomática brasileña- a la que nosotros agregamos una séptima, ciertamente la contemporánea. La primera es la llamada Diplomacia de la Independencia que co– mienza con los intentos precursores de la emancipación, obviamente previos al 7 de septiembre de 1822, y se extiende hasta 1825, con el logro del reconocimiento a la Independencia y la invitación a que las naciones amigas acrediten representantes en el Brasil. Una muestra del genio diplomático brasileño es el Tratado de 1825, por el que Portugal reconoce la independencia del Brasil, pese a que en el mundo predominaba "la fuerza de la Santa Alianza, ... de sus ideas reaccionarias y la aversión entonces reinante al principio de autodeter– minación de los pueblos,,44. Esta era la primera muestra de capacidad del Brasil para proyectarse en la comunidad internacional de su tiempo. En el medio siglo siguiente coexistirá la llamada DiPlomacia de la unidad nacional que significa consolidar la etapa de emancipación y cuyo objetivo primordial será evitar las presiones externas que perturban la cohesión del Brasil, especialmente en la llamada "cuestión del Plata". El Brasil buscaría la libre navegación de los mares del sur y no permi– tiría -igual que los portugueses- "la formación de un gran país en el sur, dominando todo el estuario del Plata"-l5. Hasta la proclamación de la República (1889) se extenderá el período denominado Diplomacia del Progreso en el que el país conso– lidado interna y externamente "conseguirá preservar su unidad y, con ello, el equilibrio de América del 8ur"46, lo que permitiría al Brasil proyectarse a otras regiones del mundo con miras a obtener empréstitos externos, estimular la inmigración y "divulgar" sus posibilidades en latitudes lejanas. El propio Emperador contribuirá a ello viajando a Europa en 1871. El cuarto capítulo comienza con el Acuerdo sobre el territorio de Palmas y es el inicio de la exitosa Diplomacia de fronteras en la que surge con perfiles de grandeza la figura señera del Barón de Río Branco, pa– trono de la diplomacia republicana del Brasil. Además de sus éxitos fronterizos, su paso por Itamaraty fijó otras constantes de la política exterior del Brasil como la prioridad asignada a las relaciones con Estados Unidos, en un marco de dignidad y respeto (Nabuco en La Haya), y la formulación de una política latinoamericana visionaria que previó el fenómeno de la interdependencia y condenó el aislamiento. .. Castro, Therezinha de: "Historia da Civilizaj:ao Brasileira". Vol. 1, Distribui– dora Record. R.J. - S.P. 1969, p. 185. 45 Ibidem 2, p. 323. ~ Resende Espedito: ob. dI. p. 323. 122

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