Propiedad industrial e intelectual y desarrollo tecnológico

Antonio Luraschi 50 terceros, sus inventores, en especial cuando ella debe ser adaptada a laS necesidades particulares del usuario. En el caso de la minería y metalurgia, adaptando el mineral o materia prima, a las condiciones locales y de cada empresa. Lo anterior requiere de un estudio ad hoc para cada aplicación. Además, un Centro de Investigación como el CIMM: encuentra usual– mente oportunidades, dentro de su interacción habitual con muchos clien– tes,para la aplicación de las tecnologías que han sido producto de su trabajo inventivo. Sin embargo, al ser las patentes de propiedad de la empresa contratante, no existe incentivo económico para que el CIMM promocione su uso, por parte de terceros. Se ha planteado, en algunos casos con buena receptividad, la conveniencia de dar en toda patente desarrollada por el Centro para una empresa, aún cuando no existan desarrollos previos, participación en la venta a otros usuarios en retribución del esfuerzo de promoción, mientras que la empresa contratante retiene el derecho al uso de la patente para sí libremente. El nivel de participación deseado, en estos casos, es relativamente menor (10 a 25%), pero importante en el sentido de que hay muchas tecnologías que no son aplicadas por la falta de un esfuerzo organizado de divulgación y promoción de su uso. Siendo socio el Centro en la comercialización a terceros, se le da el incentivo apropiado para que las invenciones no permanezcan sin uso, pudiendo ello contribuir al financiamiento de la actividad investigadora e inventiva que, en la actualidad, dispone de pocas alternativas para su desarrollo. 111.- Legitimidad de la Propiedad Industrial percibida por el medio En el mundo desarrollado, nadie cuestiona la legitimidad de la pro– piedad industrial, entendiendo que un buen sistema de patentes es un mecanismo básico para dar al inventor, o quien él designe, lo que le pertenece, y que promueve el mayor desarrollo tecnológico y económico de los países. En los países en desarrollo, el sistema de propiedad industrial no goza de igual reconocimiento y legitimidad. La razón principal puede encontrar– se en que la gran mayoría de las invenciones provienen del extranjero y. por tanto, protegen los derechos de otros y no generalmente de los nacionales. Ello aparece grafi.cado mediante las siguientes estadísticas: en el quinque– nio 1985-:1989, de 3640 solicitudes presentadas a la Oficina de Patentes, un

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