Propiedad industrial e intelectual y desarrollo tecnológico
Pedro Roffe 146 "maximalista" y otra de "free rúiers". Estos dos enfoques no corresponden a la evolución del sistema de la propiedad intelectual ni a su fundamento clásico consistente con la búsqueda permanente de un equilibrio social entre los varios intereses en juego. Una consecuencia lógica del actual debate es que el esquema de los 70, propuesto por los países en desarrollo exige una reevaluación. Las medidas y políticas promovidas localmente en varios países en desarrollo e internacionalmente, no habrían encontrado hoy en día la relativa recepti– vidad que tuvieron en la década de los 70. Las motivaciones de los 70 asumían un entorno internacional permisivo basado en el principio del trato nacional y no sobre la reciprocidad, parte integrante del pensamiento del GATI, y que podría en el futuro constituir un elemento clave de las futuras relaciones tecnológicas internacionales. Al mismo tiempo, tal como se ha esbozado, el pleno respeto de los derechos de la propiedad intelectual en los países desarrollados se encon– traba tradicionalmente contrabalanceado por la aplicación estricta de po– líticas de control de prácticas abusivas de la competencia. Por otro lado, los años 70 no estaban bajo la influencia emergente de las nuevas tecnologías y del rol crucial que hoy en día se atribuye a la tecnología en la competitividad internacional. A la luz de estos nuevos desarrollos, todos los países, incluidos los países indudstriaIizados, deberán ajustar sus políticas sobre protección a la propiedad intelectual. Sin embargo, un nuevo sistema que no reconozca las diferentes realidades del desarrollo y que no incorpore normas adecuadas para la mantención de un mercado competitivo que regule abusos, estará probablemente c:ondenado a mantener las tensiones actuales y a aislar del sistema a los países tecnológicamente menos adelantados. Es evidente que si se desea construir un sistema internacional acorde con las realidadf~ actuales y exento de las tensiones inherentes al mismo, será necesario establecer mecanismos correctivos en favor de los países menos avanzados con el fm de evitar la perpetuación de la división inter– nacional del trabajo actualmente vigente. Los estándares internacionales emergentes responden, especialmente en las economías más avanzadas, a las nuevas exigencias del estado actual del comercio en mercancías y servicios, -de alto contenido tecnológico-, a los desafíos impuestos por las nuevas tecnologíás y a la globalización de los mercados. Para los países en desarrollo, que construyeron sus sistemas nacionales según las normas internacionales hasta ahora vigentes, estos nuevos estándares los pondrán
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