El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
El. MAR EN I.A HISTORIA DE CHII.E lista de la metrópoli a la que, más que el control del comercio, ya totalmen– te libre, le preocupaba que no se desarrollaran demasiado las industrias coloniales. Renriéndose al decreto y al reglamento complementario de 1813, dice Claudio Véliz: »Lejos de establecer un régimen libre– cambista -cómo erróneamente podría deducirse de su título- este reglamento estableció una tarifa aduanera de 30'l1o ad valorem sobre la internación de mercaderías y productos del extranjero. La decisión de establecer esta barrera aduanera tuvo su origen en consideraciones complejas, que incluían tanto la necesidad de recaudar fondos para el erario como la preocupación por el fomento de industrias nacionales y el cuidado de no dañar las industrias vecinas« 10. . I Con este Decreto y su reglamento se inicia dentro de la Historia de la Marina Mercante chilena el primer período proteccionista, que has- en 1RtB intentó defender y fortalecer la marina mercante. En virtud d~ estas normas, además de la reserva del comercio de cabotaje part;i,,: . barcos chilenos, se estipularo;} mayores impuestos para las mercadé:: ..' rías que arribaran en naves extranjeras y exención o rebaja de impues– tos y derechos para las construcciones navales en astilleros nacionales. Las vicisitudes de las campañas de la Patria Vieja, que dieron como resultado la Reconquista española entre 1814-1817, hicieron im– practicables .las medidas proteccionistas iniciales. Luego de Maipú, el mantenimiento de los realistas en Chiloé y en el Peru, hizo renacer un tipo de actividad marítima que ofreció una excelente oportunidad para especulativos inversionistas: el corso. Momentáneamente O'Higgins embargó a los buques corsarios, a fin de poder dotar a la Primera Es– cuadra Nacional de tripulación, pero las actividades del corso prosiguie– ron ll . El ejemplo del empresario William Mackay es elocuente. Pero hubo un esforzado intento de hacer inversiones importantes y establecer una marina mercante señera en el Pacífico. En 1819- 1820 se forma la sociedad naviera comercial Eyzaguirre y Cía., la cual tras un buen comienzo inicial, fracasa, alcanzando a hacer sólo dos viajes a la India. Excepto esta audaz iniciativa, los armadores chilenos no se interesaron en explotar el monopolio del cabotaje que el gobierno les había establecido en su favor. Habiéndose denegado peticiones a extranjeros que querían atender los puertos del norte del país (1819), finalmente en 1820 se resolvió poner fin a la reserva nacional del cabo– taje. Sin perjuicio de ello, en 1822 y 1827 se establecieron tasas prefe– renciales en ravor de los barcos chilenos, pero al mismo tiempo se aceptó que los barcos extranjeros pudieran realizar el cabotaje en los puertos principales del litoral. El comerciante sueco Carl August Gosselman, quien visitó Chile en 1837 nos entrega noticias respecto a la importancia y las ventajas de I·Véliz, Claudio. »Historia de la Marina Mercante de Chíle«. pág, 22. "Ver monto de derechos de corso y relato de Samuel Haigh. Véliz ob. dI. págs. 26, 27 Y28. 99
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