El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
EL MAR EN SEIS DIMENSIONES / Fernando Zegers S, El tema d(~ los fondos marinos se fue complicando, El memorándum de Estados Unidos y la Unión' Soviética fue consultado por el primero con los países de la OTAN de manera discreta y por el segundo con los paí– ses de su área. Algunos países de la OTAN, más interesados en la tesis Ia– tinoamericana que en la de las dos superpotencias, filtraron el memorán– dum y fue wnocido por nosotros. Fue necesario entonces pensar en una es– trategia para evitar la aprobación de ese planteamiento. Querían aprobar– lo como una Resolución de la Asamblea primero; después pensaron en una Conferencia del Mar, limitada a fijar los límites de los espacios ma– rítimos. Una misión norteamericana y otras de la URSS partieron a diversos lu– gares del mundo para convencer a diversos países, sobre todo a los afro– asiáticos, que entraban a este ejercicio sin conocimiento cabal, sin experiencia respecto dd mar, prácticamente sin intereses pesqueros, sin prejuicios, pero tampoco sin ninguna noción definida acerca de cual podría ser su posición.. La posición nuestra se presentaba como una posición egoísta en esos días; el mar tenía que ser universal, el mar tenía que ser de todos. Se decía poco que las libertades de la alta mar no habían conducido a que el mar fuera de todos sino que fuera de unos pocos, los que tenían la flota, la tecno– logía y la capacidad económica y militar para recorrer todos los mares. Nunca se supo de países en desarrollo que aprovecharan económicamen– te las libertades de la alta mar; pero ese era el planteamiento, y se nos presen– taba a nosotros, entonces, como los grandes egoístas frente a la posición liberal y comunitaria de que los mares fueran libres al máximo y de que los límites fueran pequeños. Se ¡nida entonces una batalla diplomática. La posición latinoame– ricana de los que participábamos de este ejercicio fue de que si querían discutir Jos límites de los espacios marítimos debían discutirse tam– bién los recursos. Si se querían discutir algunos temas de la conferencia deberían discutirse todos los temas. La primera batalla fue una batalla procesal, en que nosotros argumentábamos que no se discutiera el lími– te en el tema de los fondos marinos, Otros intentaban un acuetdo sobre lí– mites en otros espacios oceánicos, pero nosotros insistimos que si se querían discutir los límites, se debía discutir'todo en una conferencia. Finalmente, nuestra posición convenció a los afro-asiáticos en lo pro– cesal y se decidió, en 1970, transformar al antiguo Comité de los Fondos Marinos en la Comisión Amplia que prepararía la conferencia. Esta co– misión preparatoria funcionó desde 1971 hasta 1973, año en que co– mienza la conferencia propiamente tal con una etapa procesal en diciem– bre de 1973, en Nueva York, seguidos de la etapa sustantiva de Caracas. Por supuesto que detrás de esto estaba el interés básico de las grandes potencias en fijar los límites de los espacios marítimos, que es tal vez el problema más dificil de todos, puesto que no hay un espacio cósmico donde se haya llegado a un acuerdo respecto a un límite; por ejemplo, el 76
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