El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica

E.L MAR EN SEIS DIMENSIONES I Francisco OTTego V. ClOn y no de fuentes terrestres como ahora, lo que determinaría una caí– da violenta de las exportaciones. El otro temor es de que aun cuando no haya desplazamiento de fuentes de suministro, el contar con mayor abas– tecimiento, respecto de los mismos minerales, pueda determinar una caída violenta de los precios, y por lo tanto también afectar a los produc- tores terrest.res de esos mismos miñerales. . Por esta razón, es que los países en desarrollo han exigido como polí– tica fundamental del régimen internacional y como poder específico de la autoridad internacional que se crearía, el que esta pueda contro– lar y precaver los efectos adversos ql!e se originen: El control involucra– ría una sl'sie de medidas, desde posibilidades de restringir la explota– ción a cantidades que no sean incompatibles con el interés de producto– res terrestres, o fijar precios mínimos para precaver bajas de precios, o condiciones de explotación, tales como zonas, períodos, cantidades y volúmenes de explotación. Desde luego, el punto más importante es que los países en desarrollo han exigido que la autoridad tenga el poder de explotar directamente y por sí misma los recursos de los fondos mari– nos, de tal manera de precaver una especie de sistema de libre compe– tencia que pueda ser el causante de estos efectos adversos. Los países que poseen la tecnología de explotación, naturalmente se han inclinado por la tesis opuesta, no ya en el sentido de decretar liber– tad de explotación, porque ya probablemente ese sería incompatible con el concepto de patrimonio común, pero sí en que los poderes de la autoridad se restrinjan a otorgar litencias de explotación a estados o sus nacionales, yesos licenciados procederían a explotar bajo ciertas nor– mas mínimas, pero sin mayor interferencia de parte de la autoridad in– ternacional. Este problema actualmente es el cuello de botella respecto de la defi– nición de todo este régimen y mecanismo. Hasta ahora no hay acuerdó; en Caracas tampoco lo hubo y las posiciones se mantienen invariables en ese sentido. LA EXPLOTACION UNILATERAL Por otra parte, hay cierta presión de los países que poseen la tecn@logía, en particular de Estados Unidos, para iniciar la explotación por sí mis– mos y sin esperar el establecimiento ni del régimen ni del mecanismo in– ternacional. En el Congreso de Estados Unidos hay actualmente cuatro o cinco proyectos de ley importantes, autorizando a las grandes empresas que ya tienen la tecnología, que son fundamentalmente Kennecot, Hughes Tool y Deep Sea Ventures, para que inicien la explotación bajo garan– tía del gobierno de Estados Unidos de que serían protegidas respecto de eventuales interferencias del régimen internacional, y con un siste– ma en que se les compensaría de cualquier daño que pudiera emanar 7'2

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=