El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
LA PLATAFORMA CONTINENTAL Y LOS FONDOS MARINOS sobre todo petrolíferos, que existe inclusive en la emersión continen– tal, lo que determina que ningún país esté dispuesto a abandonar este territorio en manos de una autoridad internacional como la que se esta– blecería respecto de los fondos marinos. EL REarMEN DE LOS FONDOS MARINOS El problema de los fondos marinos ha tenido una evolución larga. Cuan– do recién se planteó esta iniciativa de Pardo en 1967, surgieron todo tipo de propuestas, algunas de ellas con una exageración notable. Por ejem– plo, se planteó la idea de distribuir los fondos marinos entre todos los estados ribereños del mundo, sobre la base de proyectar las fronteras terrestres, tomando en cuenta islas. La otra fue considerar lo que se lla– mó el flag state approach que consistía en que el país cuyos barcos ini– cian la explotación de los recursos, virtualmente reclamaría sobera– nía sobre zonas determinadas donde se encontraran esos recursos, como una especie de colonización en siglos anteriores, adquiriendo así jurisdicción sobre esos espacios que estaban bajo su explotación. Todo esto se abandonó en función del reconocimiento que hizo la Asamblea General de Naciones Unidas al aprobar la Resolución 2749 (xxv) sobre Principios que rigen los fondos marinos y oceánicos fuera de los límites de la jurisdicción nacional, en que se les reconoció como patrimonio común de la humanidad, lo que involucraba básicamente la característica que se prohibía su apropiación por parte de los estados ribereños o no ribereños, a la vez que se aseguraba libertad de acceso, uso pacífico y que la explotación redundara en beneficio de los países en desarrollo. Una vez que se consagró este principio se aclaró en cierto modo el panorama respecto de cual va a ser el sentido del régimen y mecanismo, desde el punto de vista de la prohibición de apropiación. Pero subsisten una gran cantidad de problemas que tienen un interés determinante para los países en desarrollo. LAS CONSECUENCIAS ECONOMICÁS ADVERSAS El primero de ellos es el problema de los efectos adversos que se pueden originar en la explotación de los recursos minerales submarinos res– pecto de los productos terrestres de los mismos minerales. Ya ha habido estudios bastantes detenidos de algunos casos, sobre todo en relación a las consecuencias· que se producirían en manganeso, cobre, cobal– to y níquel, y si bien son variables respecto de cada mineral, la estima– ción general es de que existe cierto peligro en un doble sentido. Prime– ro, que se desplacen las fuentes de suministro de tierra hacia el mar, en que, por ejemplo, la recuperación de cobre pueda ser más barata en este último y por tanto los grandes mercados se abastezcan de esa explota- 7 1
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