El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
Los RECURSOS RENOV ASLES DEL MAR CHILENO De los mariscos no cabe esperar el más mínimo aumento de los de– sembarques. Su alta vulnerabilidad, como la introducción de los equipos de buceo autónomo, han dado como resultado que se estén explotan– do con peligrosa intensidad. Las medidas de regulación vigentes, que en su mayoría datan de 1934 y 1965, no han sido impedimento para que en algunos lugares se. hayan sobreexplotado especies como la almeja, el erizo y el loco. En e! caso de estos dos últimos recursos, basta con recorrer algunos lugares de la costa para observar los enormes ))conchales« que quedan como testigo de la gran explotación a que han sido sometidos. Esta situación requiere que sean adoptadas a la brevedad nuevas me– didas de regulación, previo a lo cual será necesario investigar el estado en que se encuentran los bancos y el comportamiento biológico de las es– pecies, junto con capacitar a los pescadores para que comprendan los efectos que produce su acción en el ecosistema, de los cuales evidentemen– te será el mayor perjudicado. Finalmente puede concluirse que la zona ofrece pocas posibilidades de aumentar las capturas, su desarrollo deberá ser orientado hacia un mejor aprovechamiento de los recursos existentes. Por lo demás, es de! todo irracional que el fruto de una de las zonas pesqueras más importantes del país sea destinada a la industria de re– ducción, existiendo otras formas de aprovechamiento más rentables y ló– gicas, que podrían dar solución inmediata y directa al grave desabaste– cimiento de alimentos proteicos que sufre actualmente el mundo. Zona Norte Centro (Antofagasta-Coquimbo) Esta segunda zona presenta una situación diametralmente opuesta a la anterior, en lo que a explotación se refiere. Los actuales desembarques, que totalizan un promedio anual de 16.500 ton., provienen exclusivamen– te de las bahías de Coquimbo, Guanaqueros y Tongoy, representando aproximadamente el 10% del litoral de la zona. En lo que se refiere a pelágicos, el jurel y la agujilla son los más abun– dantes, siendo posible encontrar grandes concentraciones durante todo el año, especialmente en las cercanías de los puertos dc Tal– tal, Chañaral, y Caldera. No obstante, cabe señalar que de iniciarse la explotación de estos recursos, los costos de extracción seguramente serán superiores a los de la zona norte ya que debido a las condiciones meteorológicas adversas será necesario operar con embarcaciones ma– yores y mejor dotadas que las actuales. Las especies demersales ofrecen buenas perspectivas, aunque muy inferiores a las de los pelágicos, siendo la merluza y el congrio las más abundantes, que sumadas a los potenciales del talud continental, po– drían generar capturas de 4.500 toneladas anuales. 37
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