El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica

EL MAR EN SEIS DIMENSIONES I P. Arana y O. Guzmán Por último es necesario indicar que para efectuar este análisis se ha dividido el país en siete zonas, considerando las comunidades de espe– cies y los factores ambientales predominantes, lo que a su vez condicio– na el empleo de ciertos métodos de pesca característicos. Zona Norte (Arica-Antofagasta) Tomando en cuenta los volúmenes desembarcados en la actualidad, es esta la zona pesquera más importante del país, caracterizándose por una gran abundancia de recursos pelágicos, siendo las prncipales especies que componen la comunidad, la anchoveta, el jurel, la sardina y la agujilla. De estas cuatro sólo sobre la última cabría un aumento sustan– cial del esfuerzo pesquero, lo que momentáneamente es poco probable, dado que las investigaciones realizadas para diseñar un arte de pesca rentable no han dado resultados concluyentes. La pesca de los túnidos del Pacífico suroriental debe ser considerada muy cautelosamente por cuanto, a excepción del bonito, es bastante aven– turado entrar a competir con las experimentadas flotas pesqueras que ex– plotan el atún de aleta larga y el atún de aleta amarilla, pesquería que por lo demás está en peligro de entrar en un grave colapso económico, da– do el excesivo número de embarcaciones que actualmente operan sobre ella y las que se preparan para hacerlo. Otro recurso sobre el cual se pueden cifrar algunas perspectivas, son los escualos, aun cuando por su baja tasa de renovación las capturas de– berán ser incrementadas muy paulatinamente, para evitar que sean ex– terminados. Dado el alto grado de explotación a que han sido sometidas la mayoría de las especies mencionadas, lo más conveniente sería mantener el ac– tual nivel de desembarques, para lo cual se precisaría congelar el esfuer– zo pesquero. Por lo tanto, \:ualquier intento de desarrollo, deberá ser orientado hada un mejor aprovechamiento de las actuales capturas. De esta manera se lograría primeramente una estabilización de los com– ponentes de este complejo pesquero y posteriormente a la luz de ún ma– yor conocimiento científico, podría ser administrado racionalmente bajo consideraciones no tan solo biológicas sino también económicas y sociales. En relación a las especies demersales, los problemas citados no deben constituir preocupación, dado el bajo nivel de explotación a que son so– metidas. Estas son representadas principalmente por los congrios y al– gunas especies del talud continental, que aún cuando presentan una buena alternativa para satisfacer en parte la demanda de pescado fresco, su abundancia no es ni remotamente comparable a la de las es– pecies pelágicas.

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