El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
El. MAR EN SEIS DIMENSIONES I P. Arana y O. Guzmán 2° El principal recurso pesquero nacional' es la anchoveta, que aporta con un promedio de 725.000 toneladas a los desembarques anuales. 3° Las fluctuaciones anuales en los desembarques son debidas casi ex– clusivamente a las variaCiones producidas en las capturas de ancho– veta. 4 0 De no haberse iniciado la explotación comercial de la anchoveta en 1955, el desembarque nacional de los últimos años superaría escasa– mente las 400.000 toneladas anuales, y 5 o Los desembarques de peces finos y mariscos han ido aumentando en forma moderada, siendo eqúivalentes las capturas de 1970 a 5 veces las realizadas en 1960. Las estadísticas de pesca de los últimos años señalan como princi– pales recursos nacionales en explotación a la anchoveta, merluza, jurel, sardinas, camarones, langostinos, moluscos y algas. (Tabla 11). En ge– neral,del promedio delos desembarques totales anuales, el 84,1% corres– ponde a peces pelágicos. Muy por debajo de este porcentaje le siguen los recursos demersales con un 8,9%, los moluscos con 4,~i'l1o .y finalmente los crustáceos con el 3,1 %. Estas cifras no incluyen las algas, pues no existen estadísticas al respecto. La alta preponderancia de especies pelágicas en las capturas naciona– les no es extraña, ya que son justamente las más abundantes de los océa– nos. No obstante, en nuestro caso hay que considerar que de ese grupo en particular, la anchoveta representa casi la totalidad de las capturas (80%). Por este motivo puede considerarse la· pesquería pelágica chilena como monoespecífica. Esta situación es altamente inconveniente, ya que cuando la disponi– bilidad de un recurso intensamente explotado comienza a mostrar fluc– tuaciones cada vez mayores, como sucede en este caso, su desaparición (LARKIN et aL, 1973) puede ocurrir en cualquier momento. Basta con que las wndiciones ambientales sean desfavorables al desarrollo de una clase anual para que esto pueda acontecer. Más aún en el caso de la ancho– veta, cuyo comportamiento ha demostrado ser altamente influenciado por el medio. Evidentemente no, será necesario señalar las desastrosas consecuencias biológicas, económicas y sociales que se desencadena– rían de ocurrir tal eventualidad. Un ejemplo muy daro de la influencia que puede ejercer el ecosiste– ma sobre el recurso, es el caso de la jibia, que hasta hace pocos años podía ser encontrada en abundancia entre Arica y Chiloé. Este visitante habi– tual de pescadores y causante de problemas al vararse en las playas duran– te la temporada veraniega, tenía un potencial estimado en 250.000 to– neladas/ año (PEREYRA, comunicación personal) y sin embargo, a pe– sar de que no ha sido explotado, este recurso desapareció repentinamente. Ante esto, cabe una sola explicación aceptable, que es la de haberse pro– ducido algún cambio de proporciones en ciertos parámetros oceanográ- 28
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