El mar en seís dimensiones: científica, técnica, política, jurídica, histórica, estratégica
EL MAR EN SEIS DIMENSIONES / Carlos A. Le May D. vista era normal y práctico hasta comienzos de siglo, cuando las vastas áreas continentales estaban apenas exploradas y mucho menos explo– tadas, y existía amplio espacio para la población. Este concepto ha cambiado totalmente en la segunda mitad de este siglo por una razón básica: la población mundial crece. De esta sencilla causa nacen los problemas de sobrepoblación, pobreza, desnutrición, escasez de recursos naturales y la creciente fricción internacional. Uno de los medios inmediatos más promisorios de satisfacer las necesidades de esta explosión demográfica es extender nuestro dominio para incluir aquellas tres cuartas partes de la tierra que están cubiertas por el mar y coger las riquezas que existen bajo él. Cubre el océano una superficie equivalente a 8 veces e! continente asiático y constituye la más desconocida, pero más rica fuente de bienestar humano. Quizás lo más notable del océano es que gran parte de él no es agua. Cada kilómetro cúbico contiene 20 millones de toneladas de materia sólida y esta mate– ria contiene cada uno de los componentes químicos que se hallan en la tierra. El océano ofrece los minerales en suspensión, los minerales en los nódulos que se encuentran en su fondo, la riqueza en petróleo y gas de las plataformas continentales, la pesca tradicional, el krill, el plankton vegetal cercano a la superficie de las aguas, el acuacultivo, las posibili– dades de regadío de los desiertos de! Sahara y Negev, las fuentes de energía representada por las corrientes de marea, la fuente de reserva de agua potable, etc. No hay duda que e! mar nos puede proporcionar enormes recursos por períodos larguísimos si se le trata como un bien racionalmente explotable, más que como un coto de caza. Sin embargo, actualmente, por descuido o desconocimiento, existe ya contaminación que inhibe esa explotación y es así como vemos que en él se arrojan elementos químicos bélicos como el gas mostaza, resi– duos radiactivos, concentración anormal de plomo en el Pacífico desde que se introdujo su uso en gasolina; DDT en el golfo de Bengala arrastra– do por los vientos desde Africa, gran desecho de plásticos, de residuos industriales y humanos. Política y socialmente e! mar constituye una gran avenida de trán– sito y tráfico, un nexo entre los pueblos, una vía de comunicación. Hoy de la carga transportada por mar, el 600,10 está constituido por combus– tibles y un 200,10 por minerales y cereales. Por ahora no hay sustituto para el buque en e! transporte a granel. Incluso con las restricciones de combustibles de aviación existentes es posible que mayor proporción de carga noble sea tomada por el transporte marítimo, y en esta modali– dad de transporte la aplicación práctica de la propulsión nuclear está lúgrada y vigente, por lo cual existe solución económica ante los embar– gos o escasez probable futura de petróleo. Los océanos han sido en ciertos casos barreras naturales que sepa– ran a las naciones potencialmente agresoras y han constituido el lugar 110
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