Necesidad de una política chileno-argentina:
una introducción
E
STANDO CHILE Y Argentina tan estrechamente vinculados por la
geografla y por la historia, no deja
de
ser paradojal que el rasgo pre–
dominante de su relación vecinal haya sido la carencia de una polftica
general en torno ala cual se estructuren y perfeccionen sus intereses
mutuos. Polfticas sectoriales han, por cierto, existido, a veces incluso de
manera continuada, como ha ocurrido en el marco de las cuestiones
territoriales; polfticas de carácter ocasional han sido tambiénfrecuen–
tes, pero sujetas a un curso fluctuante, en no pocas oportunidades con–
tradictorio y, en definitiva, destinadas a ser abandonadas.
Ello ha sido, probablemente, la consecuencia inevitable de las difi–
cultades que enforma cfclica hanafectado el concepto de la buena vecin–
dad entre ambos palses, lo que impedla proyectar una relación positiva
de largo plazo. Pero esas circunstancias, no siempre de feliz recuerdo,
forman hoy d{a parte de una etapa superada. Se puede ahora mirar al
futuro dentro de una expectativa razonable
de
buen entendimiento.
En este cambio de perspectiva, radica la perdurable contribución
realizada por la Mediación de Su Santidad el Papa Juan Pablo
l/.
No
solamente se solucionó un complejo diferendo lim{trofe, sino también, y
muy especialmente, se sentaron las bases para una relación establefun–
damentada en la paz y la cooperación.
Resultado de lo anterior es que hoy dla se puede, y se debe, pensar en
una polftica de largo plazo entre Argentina y Chile, que permita identi–
, ficar y materializar esos intereses comunes dentro
de
un esp(ritu de con–
veniencia recfproca./mportantesesfuerzos ya se hanemprendidoeneste
