Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile
27. Láminas 23 y 35 de la serie “De Santiago a Mendoza”, de Alphonse Giast. Tra- tándose o no de temas “chilenos”, esta serie es muy valiosa como fenómeno cul- tural de la primera mitad del siglo XIX en todas los territorios americanos luego de la independencia. Tanto la literatura como las expediciones científicas y los artistas comienzan a articular nuevas representaciones geográficas y huma- nas. Costumbrismo literario y romanticismo pictórico contribuyen a crear estas hermosas imágenes, de granmovimiento y viva intimidad, en que los detalles de las telas y texturas atrapan la mirada del espectador. Colección Iconográfica. con la firma del grabador Giast, lo que posiblemente hizo que el nombre de este borrara la autoría de Groot. Darío Osses, antiguo director del Archivo Central, bau- tizó esta situación como el “gran embrollo”: “Tenemos así un embrollo fenomenal: un pintor del que nada se sabe, Alphonse Giast, pinta en nuestro país una serie de acuarelas costumbristas e históricas, con la misma mano del conocido artista colombiano José Manuel Groot, que nunca estuvo en Chile”. Menos polémicas y menos conocidas, pero igualmente importantes, son las aguadas de Benoit-Henry Daron- deau, ingeniero hidráulico que formó parte de la expe- dición de la fragata francesa La Bonite en su viaje por el mundo entre 1836 y 1837. Junto con sus deberes científi- cos, tuvo la misión de retratar en acuarelas vistas de su corta estadía en Chile (28, 29) . El Museo de Bellas Artes de Bordeaux (Francia), cuenta con numerosas obras de este destacado artista, que expuso en el Salón de París entre 1827 y 1841. La calidad estética de las once acuare- las con que cuenta la Colección Iconográfica y la singu- lar mirada que se desplaza de las exigencias de la expe- dición (territorio, riquezas naturales, caminos, puertos, plantas, animales) a los apuntes sobre los habitantes, enriquece las imágenesmás difundidas del periodo aso- ciadas a Claudio Gay y Mauricio Rugendas. Los artistas de expediciones y los pintores viajeros con- tratados por las autoridades de las nacientes repúbli- cas, contribuyeron a crear una “imagen país”. Al obser- var algunas láminas de Rugendas para otros países de América, sin embargo, no se puede dejar de señalar el recurso del reemplazo de algunos fondos para hacer de un huaso un gaucho o viceversa, la generación demoti- vos reproducibles en distintos contextos, como las “ta- padas” limeñas, que también se observan en la portada del Álbum de trajes chilenos . Si bien lo pintoresco apela a lo particular de paisajes, costumbres y personas, el fe- nómeno cultural de la producción de las imágenes en el siglo XIX trajo también la homogeneización de formas de representación de lo “americano”. Estas imágenes nos plantean variadas preguntas sobre la cultura vi- sual del siglo XIX y el fenómeno del coleccionismo, tan 60
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