Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile

tico decimonónico que asoció la violencia y lo rústico a un ethos de lo popular. Unamirada importante sobre el arte de la Lira Popular es la de Antonio Acevedo Hernández (1886-1962). Se- ñalaba que en sus décimas y en sus gráficas “denotan la ironía -que no es fruto infantil- y una malicia innata para reírse de los acontecimientos más serios” y sus autores “explotaban, precisamente, el aspecto ridícu- lo de los hechos... No se manifestaban nunca deliran- temente pasionales” (Antonio Acevedo Hernández, Los cantores populares chilenos , 1933, p.16-17). Por ello la Lira Popular es tanto patrimonio onírico como irónico de los chilenos, rasgos visibles de nuestra identidad y de nuestros imaginarios. Hijo de minero y campesina, carpintero de oficio y escritor innato, Acevedo Hernández fue el creador del teatro social en Chile (véase capítulo Facultad de Artes) y admirador de los poetas populares, como su padre, combatiente en la Guerra del Pacífico y cantor de sus andanzas. Escribía en 1933 que los cantores po- pulares -“puetas” que cantaban cuanto componían- ya no existían. La extinción de una sensibilidad propia lo empujó justamente a buscar a los últimos cantores vivos de la Lira Popular, los entrevistó en sus propias casas e hizo de ellos retratos emocionados de perso- najes casi de leyenda, que leían biblias desgastadas y tenían en sus prodigiosas memorias miles de histo- rias: “veían el panorama desde sus puntos de vista; sa- bían identificarse con los hechos y los comentaban en su versos. Las composiciones dan solo de vez en cuan- do la nota pasional, casi nunca la lírica; son narrativos y tienen además la sensación de lo teatral” (Acevedo Hernández, Los cantores populares chilenos , 1933, p.16). La vida universitaria estudiantil ha tenido una rela- ción histórica con los pliegos de cordel. En ellos, tunas y estudiantinas encontraban repertorio, difundían el propio o masificaban la literatura “culta”, especial- 53

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