Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile

Junto con estas marcas de una generación y una tradi- ción demaestros y aprendices que rompen e innovan en la producción de obras, las partituras que resguarda el Departamento deMúsica y Sonología también recogen autores y obras relevantes en la historia de la música. Entre ellas destaca Zamacueca , de Federico Guzman Frias (1827-1885), posiblemente de inicios del siglo XX, la primera zamacueca de la que se tiene registro litográfi- co en Chile, publicada en 1851 por la casa editorial de su padre, Eustaquio Guzmán (12) . En 1890 la casa de Carlos F. Niemeyer siguió publicando música y editó una com- pilación de ocho piezas llamada“Bailes Nacionales”. Seis de ellas eran zamacuecas, ritmo que llegó a Chile entre 1810 y 1825 desde Lima, donde sufrió algunas variacio- nes, y hacia 1870 cambió su nombre a cueca. Incluso se difundió a Lima con ese nombre, y también como zamacueca chilena. Federico Guzmán Frías, pianista y compositor, es considerado el músico chileno más im- portante del siglo XIX, nacido en el seno de una familia musical de raíces limeñas y mendocinas. Al mismo tiempo que Pedro Humberto Allende gene- raba espacios para nuevos sonidos, Adolfo Leng (1884- 1974), Premio Nacional de Artes 1957, odontólogo y de formación musical autodidacta, marcaba hitos en la historia de la música de concierto chilena del siglo XX, relacionándose con el Grupo de los Diez, la Academia Ortiz de Zárate, la Sociedad Bach (1917-1932) y la Aso- ciación Nacional de Compositores de Chile (1936). En la partitura que aquí se destaca, Leng musicaliza un frag- mento del poema “Alma mía” de Manuel Magallanes Moure (1878-1924), dedicado a Jorge Urrutia por el autor (13) . De él también encontramos en la Mediateca las grabaciones de Preludios Nº1 y Nº2 (1905-1906). Otro contrapunto es Luis Advis (1935-2004), composi- tor de la emblemática obra de la memoria nacional La Cantata de Santa María de Iquique (1969), interpretada en gran parte por el grupo Quilapayún, a cuyos integran- tes conoció al estudiar filosofía en la Universidad. Pre- ludios para piano pertenece a su formación temprana, la que no contempló la creación musical chilena sino el bagaje tradicional clásico-romántico. Fue así que forjó una especial afinidad con el romanticismo tardío, don- de reconocía aWagner, Mahler y Strauss como sus prin- cipales referentes estéticos (14) . Solo de adulto conoció a los compositores chilenos, y desarrolló su gusto por la música popular y tradicional de nuestro continente -música que antes rechazaba y consideraba “inferior”, como boleros, chacareras, joropos, milongas y bosano- vas- la cual ingresó en su mundo creativo a partir de la literatura. Junto con Gustavo Becerra (1925-1999), Pre- mio Nacional de Artes 1971, renovaron las artes escéni- cas incorporando la música como un actor relevante, marcando hitos en la trayectoria del Teatro de la Uni- versidad de Chile (véase más adelante). En la Mediate- ca se encuentra la obra Tres móviles para clavecín y cinta (1968) de Gustavo Becerra. 11. Carlos Riesco Grez (1925-2007), Sobre los Ángeles para voz y piano, 1962. Riesco fue distinguido con el Premio Nacional de Arte en el año 2000. La obra, para canto y piano, se basa en el poema “Canción del Ángel sin suerte” de Ra- fael Alberti, publicado en el libro Sobre los Ángeles en 1929. La partitura está dedicada a Nadia Boulanger, compositora francesa, directora de orquesta y maestra del autor. Biblioteca del Departamento de Música. 208

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