Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile

Las partituras del Departamento de Música y Sonología El 17 de junio de 1850 el presidente de la república Ma- nuel Bulnes creó el primer Conservatorio Nacional de Música, con Adolfo Desjardín como su director. Fue in- corporado a la Facultad de Artes en 1929, al suprimirse la Dirección General de Enseñanza Artística. En 1968 se transformó en el Departamento de Música y Sono- logía, siendo decano de la Facultad Domingo Santa Cruz (1899-1987). En la biblioteca del Departamento se encuentra un conjunto de partituras pertenecientes al antiguo Instituto de Extensión Musical fundado el 2 de octubre de 1940 e incorporado en 1942 a la Universidad, y del cual es heredero el actual Centro de Extensión Ar- tística Cultural de la Universidad de Chile que se separa de la Facultad de Artes en 1987. Santa Cruz compuso obras para orquesta, cámara, so- lista y coro. Siendo secretario de la Embajada chilena en Madrid, entre 1922 y 1923, estudió con el compositor español Conrado del Campo (1897-1953). En la década si- guiente será uno de los compositores renovadores más influyentes en la música docta chilena. Entre sus obras más destacadas se encuentran Cuarteto de cuerdas Nº 1 (1930-1931), Cinco piezas para orquesta de cuerdas (1937) y Variaciones para piano y orquesta (1943), muy próximas a la escuela expresionista alemana. Por ellas ha sido con- siderado, en la perspectiva del atonalismo, un puente con la obra de Alfonso Leng, y se proyectará de muy buena forma en compositores más jóvenes como Al- fonso Letelier y Gustavo Becerra. En la colección de par- tituras se encuentra su Cuatro poemas de Gabriela Mistral para canto y piano (6) y en la Mediateca (ver recuadro) la grabación de Preludios dramáticos, Op. 23 (1946). Gran parte las partituras fueron donadas por Jorge Urrutia Blondel (1905-1981), colección reunida -posible- mente- como miembro de la Junta Directiva del Depar- tamento de Extensión Universitaria, cuyo presidente era Domingo Santa Cruz. Ambos tuvieron una estrecha relación formativa en la Sociedad Bach. Jorge Urrutia fue nombrado secretario del Conservatorio Nacional de Música al producirse la reforma de 1928, y ese mismo año fue becado para ampliar estudios de Composición en Europa. Antes de regresar, en 1931, visitó Austria, Italia e Inglaterra para conocer el movimiento musical contemporáneo en estos países. A su llegada a Chile fue nombrado profesor de Armonía y Composición en el Conservatorio Nacional. A lo largo de las décadas de 1940 y 1950 ejerció como secretario de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile y como miembro del Instituto de Investigaciones Musi- cales. En el año 1976 fue distinguido con el Premio Na- cional deArtes por su aporte a los estudios analíticos de la música chilena del siglo XX y de investigación folcló- rica, en particular, de las provincias del norte de Chile. Su obra incluye las suites sinfónicas La Guitarra del Diablo (1942) y Música para un Cuento de Antaño (1948), Pastoral de Alhué para pequeña orquesta (1937), Canciones y Danzas Folclóricas de Chile para coro (1933-37, 1944), Música folclóri- ca ritual de La Tirana para coro (1962), entremuchas otras. Juan Amenábar (1922-1999) estudió composición con Jorge Urrutia en el Conservatorio, y estudios instru- mentales y de teoría general con los profesores Luis Vil- ches, Pedro Valencia-Courbis y Lucila Césped. Su traba- jo destaca en el ámbito de la música experimental, no por nada era ingeniero y compositor. Entre 1955 y 1957 cofundó el Taller Experimental del Sonido en la Univer- 6. Domingo Santa Cruz (1899-1987), partitura de Cuatro poemas de Gabriela Mistral para canto y piano (1927). Creador de la Sociedad Bach e impulsor del estudio de la música en la universidad, Santa Cruz recibió el Premio Nacional de Artes, mención Música, en 1951. Los poemas de la Mistral son “Árbol Muer- to”, “Piececitos de niño”, “Tres árboles” y la “Lluvia lenta”. Biblioteca del Depar- tamento de Música. 204

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