Materia y memoria: tesoros patrimoniales de la Universidad de Chile
En el centro de la ciudad ha permanecido el corazón de la Universidad de Chile, su Casa Central (2) . El Estado de Chile realizó un gesto político importante al destinar para la construcción de su edificio los terrenos ocupa- dos por el Colegio de San Diego de Alcalá, demolido para ese efecto. El general Ramón Freire, en 1824, había decretado el secuestro de parte de los bienes de las co- munidades religiosas, y desde entonces los edificios del Colegio fueron ocupados sucesivamente por la Casa de Huérfanos, la Cárcel de mujeres y niños (en la esquina de San Diego Viejo), el Cuartel N°1 y Cuartel N°3 (en el sector continuo a la Iglesia de San Diego). La historia estatal de estos terrenos se explica por el concepto de “casa de objeto público” que el censo de 1813 asignó a las iglesias, conventos y monasterios, cárceles y casas de corrección, hospitales, hospicios, casas de expósitos y fábricas, los cuales en razón de ello podían ser expropia- dos o redestinados a funciones públicas. ¿Cuál era el ob- jeto público de esta casa destinada a la Universidad? Su primer rector, don Andrés Bello, lo señaló en el discur- so de instalación, el 17 de septiembre de 1843: el objeto público de la Universidad de Chile sería el de “un cuerpo eminentemente expansivo y propagador”. 2. La Casa Central de la Universidad de Chile es un hito urbano, marca la ciudad de Santiago con su fachada neoclásica que se extiende por la Alameda Libertador Bernardo O’Higgins, entre las calles San Diego y Arturo Prat. Em- plazada en terrenos con poderosas marcas culturales, educacionales -como la del Colegio de San Diego-, y políticas. Entre 1812 y 1817, esos edificios reli- giosos fueron ocupados por diferentes bandos de las guerras de independen- cia, entre ellos los Húsares de José Miguel Carrera y de Manuel Rodríguez. 12
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