Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

Los ESTUDIOS INTERNAClONAI.ES EN AMÉRICA LATINA ClOnes profesionalizantes, ya de postgrado, con preocupaciones aca– démicas, ya sea las de carácter netamente profesional como las de enseñanza· militar, que se ocupan del pensamiento estratégico-militar, dan una muestra hoy en día de la riqueza que comporta el campo de la.~ relaciones internacionales. Por esa razón, y teniendo en cuenta el indispensélIbIe pluralismo, sin el cual no hay enseñanza ni inves– t:gación aceptables, creo que el primer paso para el desarrollo del área debe ser el de intentar una coordinación intrainstitucional o interdisciplinaria. Ella tendría ¡For objeto inmediato propiciar una especie de cámara de compen~ación informativa de los múltiples enfoques posibles en el área de las relaciones internacionales, que hoy están siendo practicados en nuestros paüe.~. En una segunda etapa, el resultado de esa coordinación tal vez pudiese llegar a ser la construcción del campo de las relaciones internacionak~ con una mayor autonomía. Imagino esa construcción en los siguientes tér– minos: en vez de un discurs(} sintáctico, preocupado por la co'heren– cia, un discur;~o problemático, preocupado IFor el contexto. De hecho, a semejanza de lo que se está ha.ciendo hoy en día en el campo de la teoría: jurídica, en lo que respecta a las fuentes del derecho (como lo ha expuesto Tercio Sampaio Fenaz Jr.), el agrupamiento de las diversas perspectivas debe fer organizado y concatenado dentro de una s;stematización a:tJ,ierta. Esta sistematización partiría del presu– puesto de que no hay ningún centro único o perspectiva hegemó– nica para determinar la jeraI1q,uía epistemológica de la$ relaciones internacionales, en cuanto campo de investigación. Las situaciones concretas y los temas que ellas suscitan son la.~ que irán indicando la sincronización adecuada de las perspectivas, en función de los problemas que serán an.alizados. ,En síntesis, un discurso en el campo del saber prudencial, aris– totélicamente entendido como un conocimiento capaz de sopesar, ante la mutabilidad de las cosas, su utilidad y valor, así como la corrección y la justicia del comportamiento humano. Lord Demming, juez in¡rlés, al distinguir entre los abogados y los profesores, decía que la función de los primeros e$ la de encontrar una solución para cualquier problema, al paso que la misión de los segundos consiste en revdar las difioultade.~ de cualquier solu– ción. Tal vez haya sido mi doble condición de <lJbogado y de profe– sor la que me ha llevado a sugerir un camino ¡para armonizar ambas tareas, insertando en forma permanente el problema en la solución. 60

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