Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos
Los ESTUDIOS INTERNAUONAI.ES EN AMF,RICA LATINA la LOuducta del estado como actor, si bien no exclusivo, por lo menos preponderan te en la vida del .!'istema internacional. En el estudio de la política externa de ¡un estado, conviene tam– bién distinguir diversas líneas posihles, de investigación. Estas rubarcan desde estudios factuales de hi storia diplomática hasta los que adoptan una perspectivaestratégka. Para no alargar la enume– ración del elenco posible de estas líneas, me ;propongo mencionar sólo algunas de las dimensiones que comporta el estudio de la po– l:ftica externa de ,:un estado. Una primera dimensión es la de estilo. En qué medida, por ejem– plo, inclusive cuando hay coincidencia de objetivos, varían los estilos de la política externa de los estados. La indagación del estilo incluye tanto líneas estructurales, del tipo de las que se preocupan en. mos– trar cómo la hegemonía romana, inglesa o americana tuvieron -y tienen- características propias, como consideraciones de orden co– yuntural. Una indagación típica de naturaleza coyuntural sería ave– riguar, por ejemplo, si la política externa del gobierno norteame– ricano, en el :pa.~o de una administración rep.wblicana (Nixon-Fonl) a una administración demócrata {Carter) ,altera el estilo o la estl'a– tegia política externa. O aun, en qué med' da el estilo y la categoría profesional de la conducta diplomática de las relaciones internacio– nales, que caracteriza a ltamaratí, refuerza la acción estratégica de Brasil en el concierto de las naciones, a pesar de lo.~ límites en cuanto a los recursos de poder de lqjue dispone el país. O, entonces, en cSlta misma linea, cuáles fueron las posiihilidades rea·les del estilo diplomático de ID'e Gaulle y cuál sería el significado -ya estilístico o estratégico- del sorprendente 'viaje de Sadat a Israel. Una segunda dimensión que caracteriza el estadio de la política externa de :un e.~tado es aquella que adopta la perspectiva de con– siderar a un país como actor unitario, capaz de formular ¡planes y tomar decisiones de fornla consistente, teniendo en cuenta ciertos objetivos racionalmente evidentes, Por supuesto, esta perspectiva, que voy a denominar estratégica, presupone una racionalidad que no siempre, o raramente, contradice la conducción de la política ex– terna de los estados. Es por esa razón que vario.s estudiosos de las más variadas tendencias procuran mostrar cómo la política externa de un estado resulta de la interacción de distintas fuerza..<:. y organi– zaciones, sea en el ámbito del estado, sea en el ámbito de la sociedad civil, cada una siguiendo la lógica de sus interese.~. Estos intereses. sumados, no siempre produ'cen una impresión de consistencia del tipo de la :prevista en las concepciones e.~tratégicas. Así, por ejemplo, en el análisis de la política externa del Brasil, ca;bría verificar, por medio del estudio y la iI1lVestigación, en qué medida la política exte~ rior corresponde a la estrategia de una potencia emergente en el S4
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