Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

Los ESTUDIOS INTERNAClONAI.ES EN AMÉRICA. LATINA La fidelidad del académico a la tradición de la investigación libre constituye hasta cierto punto "trahison des cIercs", Cada uno tiene su personal opinión sobre el momento en que esto sucede y el papel del investigador no puede ser más que uno de los tantos papeles que cualquier persona puede desempeñar. Tampoco deseo objetar que el compromiso, en el sentido de firme creencia en una meta política y moral, juntamente con la voluntad de trabajar por ella y admitir que se refleje en el trabajo universitario, sea incompatible con la investigación erudita en este campo. Pero a pesar de esto se puede ser un crítico imparcial de las premisas morales y políticas y hasta ser capaz de sacar conclusiones y actuar de acuerdo a ellas. Aun se podría agregar que en algunos casos el violento enclaustramiento de una de las partes del conflicto propor– ciona un mejor conocimiento de la parte contraria, que en otra forma no se hubiera logrado, como por ejemplo la visión que tuvo Burke de la Revolución Francesa o la que de Burke tuvo Tom Paine. Pero el compromiso político amenaza la investigación académica cuando obstruye las premisas políticas y morales en'las que el inves– tigador ha confiado al limitar sus trabajos dentro de un sistema prefijado, y cuando los fines prácticos de ejecución moral y política rechazan los valores académicos o intelectuales y la erudición es reemplazada por la propaganda o la polémica. Son fáciles de recono– cer los valores eruditos que han sido subordinados a los de orden político, pero no lo son tanto cuando son observados, aun con gran rigor intelectual, pero dentro de un armazón moral y político sin examen. Esta ha sido la norma de gran parte de los estudios ameri– canos en Relaciones Internacionales durante los últimos veinte años. Uno de los acontecimientos más promisorios en este estudio es el ,redescubrimiento de valores por la fraternidad de ciencia política americana y otro la declinación de la hegemonía americana en el estudio de las Relaciones Internacionales como centro importante de desarrollo en otros continentes. Esto no significa que los no ameri– canos arrojen piedras contra los estudios americanos de Relaciones Internacionales sin los cuales el aspecto teórico o sistemático no hubiera podido prosperar, pero la dedicación, el profesionalismo, los enormes recursos, el gran número de individuos y en muchos casos la excelencia técnica que los americanos han aportado, ha traído aparejada una asfixia intelectual y un conformismo político tan evidente en las nuevas ortodoxias radicales como en las· antiguas conservadoras, de la que urge sean liberadas. 48

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