Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

Hedley BII/lI LAS RELACIONES JNTERNAClONALF~, COMO OCUPACIÓN ACADÉMICA Un reciente perfeccionamiento de esta posición es el "modelo buro– crático político" de Graham Allison y Morton Halperin, que reempla– za lo que llamamos el "modelo unitario dirigido" de la política exte– rior de un país 13, significando con esto la tendencia en algunas dis– cusiones sobre Relaciones Internacionales a hablar como si dentro de cada país existiera un solo punto de vista sobre política exterior y como si ésta consistiera simplemente en el progresivo despliegue de algunos planes y propósitos. Se recuerda por ejemplo, los. vanos debates que se realizaron en Australia sobre si China es o no "agre– siva". Allison y Halperin reflejan en sus trabajos la desilusión que puede sufrir un estudiante académico de problemas de política ex– terior como resultado de la fascinación que sienta por el gobierno, y están particularmente dirigidos a demostrar la forma en que la política exterior está plasmada por la casual interacción de grupos y personalidades dentro de una burocracia. Hago ciertas reservas sobre esta vía de Allison y Halperin. Pienso, por ejemplo, que el "modelo unitario y dirigido" es algo así como un hombre títere, y que las manifestaciones que atrihuyen individualidad y objetivos a largo plazo a un estado ("Rusia aspirando a tener puertos de aguascáli– das", "Australiahuscando seguridad contra Asia") pueden ser esen– ciales a la discusión en Relaciones Internacionales y no están nece– sariamente en contradicción con la evidencia de que la política de ese estado deriva de la "política burocrática", puesto que se refieren a un diferente nivel de análisis. Es indudable, sin embargo, que Allison y Halperin están arando en un campo muy importante. Un tercer punto que los especialistas de estudios nacionales debe– rían tener en cuenta es el peligro que existe en fundar las interpre– taciones o predicciones del comportamiento de la política exterior de un país sobre extrapolaciones de lo que se considera ser "acción ra– cional" de ese país, más que sobre la evidencia histórica actual de su política. Tales extrapolaciones de "acción racional" figuran en lugar prominente en las discusiones habituales de asuntos internacionales por la buena razón de que es muy difícil tener la rigurosa certeza de las intenciones políticas de un país, máxime en el caso de las socie– dades "cerradas" como la Unión Soviética o China. He señalado a menudo los peligros de confiar en las extrapolacio– nes de la "acción racional" para explicar e interpretar la conducta estratégica de los estados. Hace algún tiempo me dediqué a analizar el hecho de que bajo la teoría estratégica contemporánea yacía la noción del Homhre Estratégico, comparable al Hombre Económico de la Economía c1ásica,que aunque da lugar a muchas abstraccio- l3Ver Graham T. AIlison: Essence of Decision: Explainiag the Cuban Missile Crisis, Boston, 1971. Hago referencia a un trabajO inédito de Allison y Halperin. 45

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