Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

Hedlry BJlII / LAS REI.AClONES INTERNAClONAI.!'S COMO OClIPAUÓN AcAl>f.IICA voto de abstinencia. De la misma manera pueden hacerse generali– zaciones empíricas susceptibles de ser estrictamente comprobadas -sobre respuestas a encuestas, estadísticas comerciales, gastos para armamentos, correos internaciona1es- pero las etapas desde ese momento hasta la expresión de algo importante sobre Relaciones Internacionales (por ejemplo desde las respuestas a las encuestas hasta los informes sobre la opinión pública; desde las estadísticas comerciales hasta las manifestaciones sobre la comunidad política internacional; desde los análisis del método del Oráculo de Delfos hasta la opinión de los expertos sobre el futuro y las predicciones) sólo pueden ser cumplidas por medio de una caída voluntaria en el más puro estilo «clásico". En realidad, un estudio a fondo de la estructura lógica de la obra de Kaplan, de Deutsch o de Schelling, revela que en cada caso nos enfrentamos no sólo con una caída oca– sional sino con una inclinación inveterada. Ceo que el movimiento científico ha extraviado su camino, y creo también, contrariamente a lo que suponen muchos graduados teme– rosos del porvenir y que a menudo se acomodan a lo que toman como un vaivén del futuro y se contentan con una apariencia de teoría de simulación o de análisis, que esto está en vías de desaparecer. Pero . sostengo también, que aun finalizado el debate entre los accesos "clásico" y "científico" y que los investigadores hayan retornado a sus preocupaciones específicas, que son más bien cuestiones de sus– tancia que de metodología, el tema habrá sido, y para siempre, alte– rado. La embestida científica ha producido, aun entre los más adic– tos a la vía "clásica" una nueva conciencia y una nueva sensibilidad sobre la metodología de sus propias proposiciones, que no se había presentado antes y que no desaparecerá con facilidad. A este respecto el impacto del movimiento "científico" en el estudio de las Relaciones Internacionales puede ser comparado al movimiento "lingüístico" en el estudio de la filosofía. Ese movimiento mientras balanceó esa disciplina entre los pueblos de habla inglesa, durante una década más o menos, no llegó en definitiva a convencer a los filósofos al criterio de que los problemas de la filosofía, por los que grandes pensadores bregaron a lo largo de doscientos años, fueron otra cosa que triviales rompecabezas o dislates. Pero aunque la filosofía ha vuelto a su cauce tradicional, ya nunca volverá a ser lo que fue. En la misma forma el movimiento "científico" que comenzó con Kaplan y Deutsch en la década del 50, o como podría argüirse, con Quincy Wright y Lewis R. Richardson en la del 30, habrá obtenido varios resultados permanentes. 43

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