Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

Los ESTUDIOS INTERNAClONALF'!; EN AMtRICA LATINA que si nos ceñimos a las normas estrictas de prueba y verificación, poco queda por decir sobre relaciones internacionales ..." 11 Este artículo era un ataque no a la ciencia sino al cientificismo en Relaciones Internacionales, término que ya antes usé con la caba– lleresca intención de no caer en un círculo vicioso de discusiones que hubiera provocado de recurrir a un término denigrante. El artículo estaba especialmente dedicado a los opositores que militaban en el movimiento "científico", a fin de persuadirlos a que lo tomaran con mayor seriedad y a que lo combatieran con el "criticismo racional" y no con una fácil banalidad. Pensaba sobre todo en el maltrato que habían sufrido esos autores por parte de los críticos universitarios británicos. Deseo poner en claro que la teoría de las Relaciones Internacionales intenta ser científica "en el sentido de ser un cuerpo coherente, preciso y ordenado de conocimientos y en el de que pueda armonizar con los fundamentos de la ciencia moderna" 12. Esto último apunta contra el providencialismo cristiano que aún influye en el pensamiento de algunos autores de la corriente "clásica". Tarpbién deseo dejar bien establecido que es a algunos de esos teóricos, cuyo trabajo he considerado "científico", a quienes se les debe el aporte más importante al estudio de las Relaciones Internacionales. Son, por ejemplo, dignos de elogio Morton Kaplan y Karl Deutsch, y en lo que concierne a Thomas Schelling, es uno de los pensadores más grandes de nuestra era, una de las pocas figuras que siendo las Relaciones Internacionales su materia específica de estudio, han logrado que sus ideas t::asciendan su ámbito y lleguen a formar parte de la cultura general de la época. Pero mi tesis es que los "científi– cos" que han hecho contribuciones de significación, lo deben justa– mente a la falta de adhesión a sus principios metodológicos y a su vuelta al estilo "clásico" de argumentación. El movimiento "científico" a eso se dirige, pero excluyendo como mera "conjetura intuitiva" o "literatura erudita" todo ]0 que no pueda ser probado por la lógica o la matemática o por una estricta verifica– ción empírica o experimental. Describe un recorrido de puritanismo intelectual que en caso de que los teóricos "científicos" lo adoptaran con rigidez -cosa que afirmo no hacen-, los reduciría a trabajar con las notas marginales o triviales que pueden ser estudiadas por ese medio. Por eso tenemos modelos formales de mundos posibles en los que los teoremas han derivado lógicamente de los axiomas, cuya correspondencia o no correspondencia con el mundo real sólo puede ser establecida según la clase de criterio "clásico" que se aplique al mundo empírico, y del que el teórico "científico" ha hecho l111Jíd., p. 20. 12Ibid., p. 20. 42

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