Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos
Hedley B"ll I LAS REtACIONES (NTERNAClONAtES COMO (X:UPAUÓN ACA]}!~M!CA en los estudios americanos de Relaciones Internacionales para en– contrar casos en que el trabajo del estudioso haya sido considerado como una exageración de algún valor "seguridad nacional". "de– sarrollo", "estabilidad"- que se da por supuesto. La corriente general del radicalismo académico de Occidente ha obtenido el gran resul– tado de forzar una definición y reconsideración de las agobiadoras premisas y la restauración del debate sobre normas, reglas y valores morales como punto central de estudio de las Relaciones Internaciona– les que siempre había ocupado. Pero no es aventurado predecir que el próximo paso será instaurar la promoci6n .activa de varias poHticas disfrazadas con el nombre de "paz" como normal preocupaci6n de la profesi6n universitaria de las Relaciones Internacionales. La otra alternativa por considerar es que el actual campo de la política interestatal es demasiado estrecho. El concepto de que el ·sistema de estados ha sido sustituido, o lo está siendo, por un sistema político mundial en el que los estados soberanos no son los únicos protagonistas -y tal vez ni siquiera los más importántes- hace ya tiempo que ha sido manifestado por muchos estudiosos de las leyes y política internacionales. Recientemente se ha dado una convin– cente aunque modesta explicación, en una edici6n especial de Inter– national Organization 6. La tesis de los editores, Robert Keohane y Joseph Nye, es que el estudio convencional de las Relaciones Inter– nacionales se ha localizado en el nudo de un "paradigma de estado central", que fracasa cuando pretende considerar las relaciones trails– nacionales en el sentido de relaciones entre sociedades (manifesta– das por ejemplo en las corporaciones multinacionales o en los movi– mientos revolucionarios globales); las relaciones directas entre una sociedad y un gobierno extranjero (por ejemplo la interacci6n entre la opini6n pública de varios paises y las Naciones Unidas). No es que ellos nieguen que los estados contiilúen siendo los principales actores del mundo político, ni que traten de insinuar que los exposi– tores del "paradigma de estado centrar'· ignoren la existencia de relaciones transnacionales (puesto que Raymond Aron invent6 el término esto sería dificil). Pero ellos expresan que la opinión tradi– cional ha tratado las relaciones transnacionales simplemente como una parte de la base del contexto de las Relaciones Internacionales, y que debe ser ahora puesto en primer término junto con la política interestatal propiamente dicha. Con ciertas limitaciones simpatizo con esta opinión, y pienso que en definitiva Política Mundial sería una denominaci6n más apropia– da que Relaciones Internacionales. Rechazaría, sin embargo, una serie de proposiciones que se han presentado como exponentes de 6Ver Transnational ReJations and World Politics, editado por Robert O. Keo– hane y Joseph Nye Jr., lntemational Organization, vol. XXV, NO 3, Summer 1971. .37
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