Los estudios internacionales en América Latina: realizaciones y desafíos

los ESTUDIOS INTERJ',;IICIONIlLES EN AMÉRICA LATINA tal comenzó a restablecerse política y económicamente. Las relaciones de América Latina con los países europeos también volvieron a cobrar importan– cia, pero sin afectar significativamente la posición preeminente de Estados Unidos, tanto en 10 político como lo económico. Este cambio de orientación internacional de la región estuvo asociado con un movimiento paralelo en su desarrollo intelectual. Tradicionalmente, las corrientes de influencia científica, y, en general, intelectual, en la región provenían de Europa. En el período desde 1945, sin embargo, se debilitaron estas corrientes, surgiendo una fuerte vinculación de influencia en este campo entre Estados Unidos y los países de la región. 2. La Nueva Situtación de las Gencias Sociales en los Países Desarrollados La drástica alteración de las relaciones de poder internacional en los últimos 30 años ha estado asociada con cambios en la naturaleza, alcance y proyec– ción política de la actividad científica. En el caso de Europa, su declinación como consecuencia de la guerra significó al mismo tiempo la pérdida del liderato científico internacional. En Estados Unidos, en cambio, la nueva posición rectora en el sistema occidental se debió en parte al desarrollode un sistema científico-tecnológico, desarrollo que, al mismo tiempo exigió y, más ampliamente, provocó un cambio en la posición de los intelectuales en la sociedad. Antes de la guerra, el poder norteamericano se basaba en una gran 'capacidad industrial, una amplia dotación de recursos naturales, y una agricultura altamente desarrollada. Movilizando estos recursos, dirigentes como Franklln D. Roosevelt conduje– ron a Estados Unidos a su nuevo rol internacional de potencia dominante. Pero dentro de la sociedad norteamericana del primer tercio de este siglo, la posición social y política del intelectual y el científico, tanto en las ciencias naturales como las ciencias sociales, era más bien marginal, a tal punto que los intelectuales de Estados Unidos miraban con envidia a sus congéneres euro– peos, especialmente franceses y alemanes, quienes gozaban de posiciones de alto prestigio e influencia l. Pero el propio Gobierno de Roosevelt y luego sus sucesores tuvieron que modificar esta situación de una manera prácticamente irreversible. En primer lugar, las exigencias de la guerra obligaron a realizar un esfuerzo científico– tecnológico sin precedentes que dio a los científicos, muchos de ellos recien- lef. Edward Shils, "Los intelectuales y el centro de la sociedad en Estados Unidos". En Shils, Los Intelectuales en las Sociedades Modernas. Buenos Aires, Ediciones Tres Tiempos, 1976, cap, 3. donde el autor hace un excelente análisis de este cambio. 174

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