La estrategia y práctica de las negociaciones internacionales

Francisco Orrego Vicuña / UNA PERSPECTIVA ACAD~MICA la conveniencia o inconveniencia de las diferentes medidas que pueda adoptar en lo interno y externo. En este contexto se puede apreciar el papel del capital extranjero y de la presencia de la empresa multinacional en el ámbito de la sobe– ranía política y económica del Estado. El capital extranjero y la empresa multinacional no son buenos ni malos en si mismos. Su con– tribución positiva o negativa estará determinada por la manera cómo ayude u obstaculice el cumplimiento del objetivo nacional. En la ya célebre fraseología de Roberto Campos, la empresa multinacional, puede . 6 ser monstruo o amigo En función de sus objetivos definidos, el Estado sabrá seleccionar las áreas de su economía en donde la empresa multinacional puede ser admitida, así como aquellas de donde debe ser excluida. Sabrá vincular el papel del capital extranjero a sus metas externas, como, por ejemplo el fomento de las exportaciones; o a sus metas internas, como el incremen– to del empleo y del bienestar social. Sabrá proteger sus propios empre– sarios, en los casos en que se justifique. Y sabrá, en general, establecer las condiciones en que se admite la inversión. En todo este proceso de de– finiciones ~starán presentes no solamente los criterios económicos sino también los criterios políticos y sociales. Cuando así ocurre la presencia de la empresa multinacional estará regulada y podrá contribuir efectivamente al cumplimiento de los obje– tivos nacionales en sus diferentes planos. Incluso podrá transformarse en un factor clave del status político internacional a que ese país aspire, como bien lo ha demostrado el ejemplo de Brasil. De esta manera, la sobe– ranía nacional resulta fortalecida y no disminuída por la participación de la empresa multinacional. . En la situación inversa, cuando se carece de objetivos precisos, es la empresa multinacional la que establecerá las condiciones que le con– vengan en función de sus propios objetivos, determinará las modalidades y áreas de la inversión y prescindirá de las implicaciones políticas o so– ciales de su operación en relación al país huésped. En otras palabras, pondrá esa economía nacional a su servicio. En tal alternativa, la sobe– ranía nacional pasa a ser un factor nominal que, ciertamente, se ve dis– minuída por la actividad multinacional, y puede llegar a una virtual disolución en la realidad de los hechos políticos. De lo anterior emanan algunas conclusiones de importancia. La pri– mera de ellas es que es indispensable la formulación precisa de un objetivo nacional, no solamente en el terreno de los principios sino también en el de los programas. La segunda conclusión es que el Estado desempeña un papel trascendental en la regulación de la inversión extranjera, desde un punto de vista económico, político y social. Esto último significa que, normalmente, sobre todo tratándose de un país en 6Roberto de Oliveira Campos: Multinalional Enlerprises: Friend or Foe lo Lalin America?; lnlerPlay. March 1971. pp. 35-38. 75

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