Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RELACIONES CHILE-BRASIL EN LA DECADA DE LOS NOVENTA una protección diferenciada. Y, en vez de ,tener a los empresarios trabajando para obtener costos más bajos y mejores calidades, empe– zamos a dedicar nuestras energías en tratar de justificar el hecho de que para esta determinada parcela de la actividad nosotros necesita– mos un arancel diferenciado, con nuestras materias primas más bajas y nuestros productos terminados más altos. Entonces, tenemos en definitiva a una cantidad muy grande de nuestra capacidad creativa y empresarial dedicada a golpear las puertas de la autoridad para buscar protección, en vez de dedicarnos a 10 que es nuestro rol: producir mejor, más barato y en la forma más amplia posible.' ; Por otra parte, es indispensable que exista tina política de inversión extranjera que sea liberal, pero de ninguna manerá. subsi– diada; que se elimine toda clase de subsidios de productos protegidos; que hayan regímenes tributarios modernos y eficaces;'qtre 'existan mercados financieros abiertos y transparentes; que no exista un Btado empresario. También tomará tiempo que el E~tado se deshaga de todas las empresas a que nos hemos acostumbrado que operen dentro de nuestras regiones. B indispensable que el Btado no sea empresario. El Btado tiene roles muy importantes que jugar en materia de normativa y de control, estableciendo las políticas básicas a que me he referido y también en algunas funciones que le son propias: las relaciones internacionales, la defensa, etc. Pero el Btado no tiene por qué ser el productor de bienes y servicios de lo que requiere la sociedad. Sería fundamental que hubiera estabilidad y coherencia en todos los frentes de la actividad económica. Nada sacamos con que tengamos políticas económicas muy sanas en hacienda, en economía o en transporte, si por ejemplo en agricultura hay políticas que no son coherentes con todo el conjunto. Se crean bolsones y vías de escape a toda la eficiencia que estas políticas realmente buscan establecer y la estabilidad es fundamental para poder planificar con seguridad el futuro. Respecto al rol de los empresarios, recuerdo algo que le escu– ché a un destacado empresario español, el Presidente del Banco Santander don Emilio Bertín, hace tiempo atrás y cuya observación la repito con frecuencia porque me parece muy importante y para mí fue muy ilustrativa. En una conferencia de prensa que dio en Santia– go, alguien le preguntó sobre qué iba a pasar en Europa en 1992 y /58/

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=