Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

Fernando Léniz Cerda He aceptado esta invitación para participar en este Seminario, enel entendido de que se trata de traer una visión netamente empresariál frente a las perspectivas económicas entre nuestras naciones. 'ü Desdl? 'luego, hay ,que recordar que hemos tenido una rela¿lpn bastante tradiCionai yá con Brasil a través del simple negocio de exportar o importar productos y esto es lo que conduce al primer conocimiento de nuestros países, de nuestras condiciones y las posi– bilidades de una mucho mayor participación. En prime~ lugar, para estudiar qué posibilidades tenemos hacia el futuro, es indispensable hacer brevísimas consideraciones de los cambios ocurridos recientemente en el mundo. La caída de los regí– menes socialistas y el reconocimiento universal de los beneficios'de la economía de mercado -es decir, el reconocimiento de que nada conduce a una conducta más eficiente y por lo tanto a la posibilidad de satisfacer mejor las necesidades de nuestros pueblos que la com– petencia- es lo que ha producido el derrumbe de las economías centralmente planificadas, unido al reconocimiento también univer– sal que la libertad es indispensable para la creatividad del individuo y el principal motor del desarrollo. El recon:ocimiento del rol de la competencia y lo que significa obligarnos a competir es también lo que conduce al fracaso de las políticas proteccionistas. En todo caso, 10 que debemos tener en cuenta es que esto no se cambia de la noche a la mañana. Este derrumbe de las economías socialistas del mundo yel reconocimiento del rol de las economías de mercado no significan que los países pasen a operar automáticamente en un régimen de libertad; hay un costo muy alto de la transición y es indispensable reconocerlo. La transformación de nuestras economías protegidas en economías de competencia abiertas hacia el mercado exterior implica ineludibles pérdidas para los sectores empresariales e ineludibles sacrificios para el sector laboral. En la transformación de nuestras capacidades productivas, fatalmente se debe pasar por períodos de cesantía. E~tas pérdidas y sacrificios gf.;neran grandes resistencias porque los grupos de poder que se forman en torno a la /55/

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